La inseguridad en Libia ahuyenta a los inversiones extranjeras
Dominique SOGUEL | TRÍPOLI
La persistente inseguridad en Libia, ilustrada además por el ataque contra el cónsul italiano, está dificultando los esfuerzos de las autoridades para atraer la inversión extranjera en un país cuya economía lucha por recuperarse de la guerra de 2011.
El ataque del sábado en Benghazi contra el cónsul italiano quien resultó ileso, fue un nuevo golpe a la imagen del rico productor petrolero como destino para los buenos negocios.
Italia es el mayor inversor extranjero en el sector de la energía en Libia. El expotencia colonial tenía estrechos vínculos con el coronel Muamar Gaddafi antes del levantamiento y la intervención militar occidental que llevó a su caída y su muerte en octubre de 2011.
Las nuevas autoridades libias luchan por controlar a las milicias armadas formadas durante la guerra, especialmente en ausencia de una fuerza policial bien organizada o de un Ejército.
El atentado anti-italiano «será, sin duda, un motivo de preocupación para muchas compañías petrolíferas que operan en Libia o tienen intención de regresar», aseguró a AFP Claudia Gazzini, analista de International Crisis Group con sede en Trípoli. «Podría tener un impacto negativo en su decisión de quedarse o regresar», señaló, para incidir en que «el Gobierno libio hizo un sincero esfuerzo por convencer a las empresas extranjeras de que volvieran». En diciembre, la italiana ENI reanudó la perforación de exploración, convirtiéndose en la segunda compañía petrolera internacional en hacerlo tras la Sonatrach argelina.
Para el historiador Mohammed al-Mufti, de Bengasi, el ataque contra el cónsul «ponen en un aprieto a las autoridades, que necesitan inversiones extranjeras para estimular la economía».