Un mes después de la masacre de la escuela de primaria de Newtown, Connecticut, el presidente estadounidense, Barack Obama, aseguró el lunes que es «sensato» prohibir los fusiles de asalto, mientras los padres de las víctimas apelaban a un «debate nacional» para evitar una nueva tragedia. Obama presentará hoy una serie de medidas para endurecer el control de las armas de fuego, incluidas las de asalto, basándose en las recomendaciones presentadas por su vicepresidente, Joe Biden.

El acto oficial, a partir de las 16.45 GMT en la Casa Blanca, contará con la participación de niños de todo el país y sus padres, que enviaron cartas a Obama a raíz de la masacre de Connecticut.

El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, no quiso adelantar el contenido del plan de propuestas que presentará Obama, pero varios medios de comunicación, citando a congresistas con los que se reunió Biden el lunes a puerta cerrada, han indicado que incluye hasta 19 medidas que no requieren el aval del Congreso.

Sin embargo, Carney dijo que Obama quiere una «respuesta integral» al problema y que caben «acciones legislativas específicas» que continuará pidiendo al Congreso, incluyendo «la prohibición de armas de asalto» y de cargadores largos.

Eficacia limitada

Pero las medidas que adopte la Administración pueden ver su eficacia limitada como ocurrió en 1994 cuando el Congreso de EEUU aprobó prohibir la TEC-DC9, una pistola semiautomática de 32 balas. Entonces, para eludir la prohibición, el fabricante, Intratec, aumentó su producción antes de la entrada en vigor de la ley y comercializó un modelo ligeramente diferente para que fuera legal.

Los fallos del texto, que expiró en 2004 por falta de consenso en el Congreso, son tantos que es difícil encontrar un estudio que demuestre su eficacia para reducir la criminalidad y el número de muertos por armas de fuego.