Maite SOROA | msoroa@gara.net
Su añorado Zarautz
Los medios carpetovetónicos andan ciclotímicos. Un día dicen que han ganado, y al siguiente lo ven todo negro. Anteayer lanzaban albricias por el fallo contra ANV y ayer volvían a deprimirse por el éxito de la manifa de Bilbo... Lo suyo no es sano. Al columnista de «ElSemanaldigital» Pepe Álvarez de las Asturias su última pieza le ha salido depre. Mira hacia aquí y no lo ve claro.: «sin haber dejado las armas ni haber mostrado arrepentimiento, gobiernan en la Diputación de Guipúzcoa, y en San Sebastián, ¡y en mi añorado Zarauz!, y en tropecientos ayuntamientos más que no siempre pertenecieron al gulag. Y Europa los mira con normalidad. Y España los mira con indiferencia. Y el PSE de López y Elorza y Eguiguren los mira casi con admiración. Y el PP de Basagoiti, flanqueado por Oyarzábal, Sémper y Maroto -¡joder con los tres mosqueteros!-, que anda muy alejado, muy, del PP de San Gil, Mayor, Iturgáiz y Abascal -y no digamos del PP de Ordóñez, Blanco y Ortega Lara-, se rinden a la simpatía envenenada de la serpiente, y quieren compartir cafelito con Bildu o brindar con txacolí de Guetaria, a la salud de la paz y la resolución del conflicto. Con un par. O mejor dicho, sin un par». Algunos siempre acaban llevando todo a lo testicular, ¿por qué será?
El tal Pepe critica también a quienes apoyaron la manifa y carga contra ellas y ellos de esta guisa: «la simpatía de Bardem, Toledo, Mayor Zaragoza, Tardá, Madrazo, Gordillo y demás simpatizantes de la simpática causa no sorprende. Siempre han escupido a las víctimas -¡con qué rabia, con cuánto desprecio!- y siempre han sonreído a los verdugos. Como el eusko clero, que acoge a Caín con los brazos abiertos mientras expulsa a Abel de las iglesias». A alguno parece que le expulsaron de la facultad... En fin, que el de las Asturias concluye que «les está saliendo bien, sí. Lo del otro día en Bilbao fue como una espectacular puesta en escena de Los Miserables, pero sin la inmortal banda sonora de Schönberg. La causa romántica, la lucha de un pueblo por su libertad, el sacrificio heroico de un puñado de mártires, la sádica esclavitud de un `sistema represivo penitenciario', tortura y opresión, el sueño de una paz largamente anhelada, eternamente negada. `¡A las barricadas! ¿No escuchas a la gente cantar? Es la música de un pueblo que no quiere volver a ser esclavo'. Una conmovedora apología de la paz». Pues sí que lo fue, aunque algunos no la quieran ni en pintura. Él igual añora «su» Zarauz, pero fijo que en Zarautz nadie le añora a él.