Se trata de un tema particular de esta persona en cuestión y no tiene nada que ver con el partido». La secretaria general del PP, María Dolores De Cospedal trataba ayer de desvincular a su formación de las cuentas en Suiza en las que su extesorero Luis Bárcenas amasó hasta 22 millones de euros. Las autoridades helvéticas revelaron el miércoles su existencia y, desde entonces, la estrategia de Génova ha sido la de marcar distancias hacia uno de los principales imputados en la «trama Gürtel», la mayor red de financiación ilegal del partido y que todavía se encuentra en fase de instrucción. Parece que ya se haya olvidado aquel «nadie podrá probar que Bárcenas y (Gerardo) Galeote no son inocentes» que pronunció Mariano Rajoy en 2009. Ahora, el presidente español y máximo dirigente del PP, guarda silencio. Sus subordinados, tanto en Génova como en Moncloa, han sido los encargados de dar la cara por él. Sin embargo, según revelaba ayer «Eldiario.es», su nombre aparece en una de las cuentas que Bárcenas manejaba cuando se hacía cargo de la tesorería del PP y Rajoy era su jefe.

Hasta el momento, las siglas «L.B.» o el apelativo «Luis el cabrón» habían aparecido en la opaca contabilidad de Francisco Correa, principal imputado por la «trama Gürtel». Desde el miércoles, la Audiencia Nacional española sabe que él mismo manejaba cantidades millonarias en un paraíso fiscal como Suiza. Lo que nadie ha aclarado es de dónde procedía el dinero. Según las autoridades helvéticas, Bárcenas sería el beneficiario de cuatro cuentas en la entidad Dresdner Bank. Unos fondos que el extesorero del PP comenzó a repartir en otras entidades desde que fue citado a declarar en 2009.

Tras revelarse el escándalo, la defensa de Bárcenas (imputado por delitos contra Hacienda y blanqueo de capitales) ha intentado ofrecer unas contradictorias explicaciones que sus propios excompañeros se han encargado de desmentir. Según su abogado, Alfonso Trallero, los fondos no tienen nada que ver con el PP, proceden de unos negocios privados donde habría obtenido beneficios de 10 millones de euros y habrían sido regularizado gracias a la amnistía fiscal decretada en 2012 por el Gobierno español. Poco después fue el propio ministerio de Hacienca, que dirige Cristóbal Montoro, el que le dio la réplica. «La Agencia Tributaria aclara que Luis Bárcenas no se ha acogido a la Declaración Tributaria Especial», aseguró ayer a través de un comunicado en el que afirmaba que se personará en los procesos judiciales que se desarrollen contra el extesorero del PP.

La declaración Hacienda daba la puntilla a un Bárcenas con quien ahora nadie quiere verse vinculado. «El juez tiene que seguir investigando, hasta el final y así podremos conocer a través del juez qué es lo que ha pasado, qué es lo que pasa y aclarar todo», afirmaba ayer Alfonso Alonso, portavoz en el Congreso. A él se sumaba María Dolores De Cospedal, quien insistía en que la cuestión está en manos de los magistrados. Los portavoces del PP se remitían a tres ideas-fuerza: su desconocimiento de los hechos, la «indignación» ante casos de corrupción y el hecho de que Bárcenas ya no forma parte del partido desde su imputación en la Gürtel. Muy lejos de aquella defensa cerrada que los principales espadas de Génova realizaron de su tesorero cuando la operación se inició en 2009.

Un piso de dudosa procedencia

El de Bárcenas no es el único caso de corrupción que ha salpicado al PP en la última semana. Un juzgado de Estepona, en Málaga, ha reabierto el sumario sobre un ático de Marbella que podría relacionar a Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid, en otro escándalo fiscal. En un primer momento, mantuvo que solo era un inmueble que tenía alquilado. Después de que el juez insistiera en conocer los detalles sobre el piso, González ha hecho público que lo compró hace un año. Precisamente, cuando se iniciaron unas investigaciones suspendidas hasta en dos ocasiones por Interior.

Los sucesivos escándalos no han modificado la agenda del presidente español, Mariano Rajoy, que sigue sin pronunciarse. Hasta el sábado, cuando está prevista la reunión intermunicipal del PP en Almería, tiene tiempo. Mientras tanto, la credibilidad de la clase política en el Estado español sigue hundiéndose a golpe de cuenta en Suiza.