La plantilla critica las directrices ideológicas y la poca calidad de RNE
No corren buenos tiempos para los medios. Sacudidos por la crisis económica o las directrices políticas, periódicos, radios o televisiones se encuentran en una encrucijada que les obliga a reinventarse o, como en el caso de un grupo de trabajadores de RNE, mostrar su malestar.
Koldo LANDALUZE | DONOSTIA
No son nuevas las crónicas que nos hablan de la crisis -sobre todo de carácter político- por la que atraviesan las diversas radios enraizadas en RNE. La criba que ha estado padeciendo en su seno -el caso más publicitado fue la supresión del popular espacio «Carne cruda» que actualmente se emite en la SER- es la punta del iceberg de una convulsión laboral que ha obligado a los propios trabajadores a mostrar su desacuerdo con las directrices que dictan el destino de RNE.
Buena prueba de ello es la carta firmada por trabajadores de este ente y a través de la cual se nos descubre el malestar de este grupo de profesionales que, según sus propias palabras, «no se sienten cómodos en una radio que no sienten como suya»: «Ni queremos esta radio ni queremos la de Aznar ni queremos la de Felipe ni la de Zapatero. Queremos la de los últimos años. Esa que, por fin, era fruto del consenso obligado entre los partidos. Esa en la que la ideología quedó al margen y pudimos trabajar con libertad y con criterios exclusivamente profesionales. Esa que, siendo mejorable, nos situaba por primera vez cerca de los medios internacionales más avanzados y serios».
Falta de calidad
A tenor de lo expresado en esta carta, ese modelo de radio ha desaparecido y lo ha hecho, además, en el tiempo record de un mes. «No sólo hemos vuelto a los tiempos de la manipulación y el sectarismo -señalan los trabajadores de RNE-, sino que se añade algo mucho más grave: el hundimiento de la calidad. Y eso no tiene nada que ver con izquierdas o derechas. Desde nuestros sitios asistimos cada día atónitos, indignados y tristes a cómo se perpetra una radio que es de todo menos profesional. Una radio hueca en la que vuelve a primar el discurso oficial. Una radio en la que los temas incómodos para el gobierno desaparecen o son relegados, y los que son irrelevantes pero positivos para el ejecutivo, suben a los primeros puestos. Una radio en la que nos saltamos directos y ruedas de prensa fundamentales y, lejos de poner el grito en el cielo, nos damos palmadas en la espalda. Una radio de entrevistas pelotas y superficiales a la derecha y llenas de reproches a la izquierda. Una radio en la que los presentadores de los informativos (que, en su mayoría, no tienen experiencia en esa tarea) hacen editoriales y apostillan alegremente con opiniones, siempre del mismo lado. Una radio en la que hemos pasado de la exigencia y la seriedad, a la desorganización, el desconocimiento y la despreocupación».
Para seguir de cerca lo que está ocurriendo en Radio Nacional de España (RNE), los firmantes de esta crítica carta han abierto una cuenta en twitter: @salvemosRNE.