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ANÁLISIS | CATALUNYA SE JUEGA SU FUTURO

El nuevo retrato político del Principat

El Parlament ha puesto en marcha el proceso de autodeterminación que el pueblo catalán viene exigiendo desde la Diada y que tuvo su colofón en las elecciones del 25-N. La aplastante mayoría de los partidos que proponían en su programa el derecho a decidir avala la voluntad de la gran mayoría social para que se le consulte sobre su futuro. La declaración sienta las bases del proceso con una legitimidad democrática incuestionable, aprobada por más del doble de «síes» que de «nóes» y por los 2/3 de la cámara.

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Txente REKONDO Analista internacional

El apoyo a la declaración de CiU, ERC, ICV-EUiA y CUP supone además una pluralidad imprescindible que va desde del nacionalismo de centroderecha y cristianodemócrata a la izquierda independentista rupturista, pasando por el independentismo socialdemócrata o los ecosocialistas. Un bloque que alberga la pluralidad de la sociedad catalana.

Aunque la CUP ha expresado un sí crítico visualizado con un voto a favor y dos abstenciones, es un sí claro al proceso, aunque sin cheques en blanco. Habrá que afinar los pasos a partir de ahora para que nadie se baje del carro de este bloque que ha puesto en marcha el proceso. Las objeciones de la CUP han sido básicamente por la territorialidad (querían una vinculación explícita del derecho a decidir de todos los Països Catalans) y por las referencias a la UE, que no consideran válidas desde del punto de vista social.

Por su parte, el bloque unionista se limita al PP y a Ciutadans y a un PSC claramente dividido. Cuentan con el apoyo de sectores oligárquicos y poderes fácticos pero con poca base en las clases populares del país.

El resultado final de la votación, en cierta medida, está por debajo de los máximos previstos porque el PSC no se ha querido incorporar a pesar de llevar en su programa electoral el derecho a decidir. Es cierto que eso rebaja un poco la potencia del bloque impulsor del proceso pero no le quita ni un gramo de legitimidad. De todas maneras, el unionismo lo utilizará para deslegitimar el proceso argumentando una mayoría insuficiente y una falsa fractura social cuando queda demostrado que una gran mayoría está por el derecho a decidir.

El proceso ha generado profundas contradicciones en la mayoría de fuerzas políticas que en mayor o menor medida han generado inestabilidad.

CiU: Finalmente, los dos partidos han mantenido la unidad de acción pero las tensiones previas a la declaración han sido muy fuertes. Las acusaciones de sectores de CDC a Duran porque su españolismo frena el proceso y las expectativas electorales de la federación han sido duras. CiU tendrá que calibrar muy bien los ritmos, y que CDC puede llevar más aceleradamente pero no tanto UDC. Unió tiene ahora 13 de los 50 diputados de CiU pero no es muy previsible, de momento, que se pueda dar el caso de votar por separado. La ruptura no será tan fácil como los españolistas quisieran, aunque presionaran a Duran desde los poderes fácticos contrarios al proceso para que lo frene o amenace con la ruptura. Pero Duran sabe que Unió lo tiene mal si se presenta sin CDC. Otro tema que puede influir es el desarrollo de los casos de corrupción que los afecta (caso Palau (CDC), caso Pallerols (UDC), entre otros.

ERC: Es el partido más reforzado del proceso. Después de los grandes resultados del 25-N, las encuestas lo sitúan ya con unos 30 diputados. Ha capitalizado el proceso, lo ha impulsado y además, sin tensiones internas. Otra cosa diferente es que para conseguir esto ha tenido que firmar un acuerdo de gobernabilidad con CiU que en primera instancia le ha salido bien porque ha forzado a CiU a preveer menos recortes pero que según qué medidas tire para adelante el Gobierno de la Generalitat le puede pasar factura y provocar futuras tensiones por esos aspectos sociales.

PSC: Es el más tocado sin duda. La fractura es total. No solo por los 5 diputados que se saltaron la disciplina de voto y se negaron a votar en contra de la declaración, sino porque desde el mismo momento de la votación no para de haber dimisiones de alcaldes, concejales y bajas de militantes. El PSC está atrapado entre los postulados fundacionales del partido (en los que la agrupación del PSOE era un sector muy minoritario) favorable a la autodeterminación del pueblo de Catalunya y los intereses no solo del PSOE, sino de los dirigentes catalanes que aspiran a liderar el PSOE con Carme Chacón a la cabeza. Las contradicciones son insoportables y ya se están dando trasvases a otros partidos y al nuevo partido de Ernest Maragall, Nova Esquerra Catalana.

ICV-EUiA: El debate interno es muy intenso en relación al proyecto político de futuro que plantean. Se debaten entre los partidarios de la independencia y un Estado propio y los confederales en el marco de los pueblos ibéricos. Pero en todo caso, no hay fisuras en esta fase del proceso a favor del derecho a decidir.

CUP: Hay una cierta división entre los sectores más históricos de la izquierda independentista clásica que apuestan por estar en el proceso sin fisuras y los sectores metropolitanos vinculados a movimientos sociales que son favorables, pero no quieren identificarse con la derecha de CiU. De todas maneras, las discrepancias son menores y, por supuesto, tal y como ellos dicen, estarán con «la mano abierta para ir hacia la libertad nacional del pueblo catalán y el puño cerrado contra las medidas antisociales del Gobierno de CiU». En todo caso, el proceso para proclamar la independencia será el microsegundo histórico en que están dispuestos a coincidir con CiU.

La votación ha supuesto un momento histórico para la ciudadanía del Principat, pero también para el resto de naciones sin Estado que en el mismo corazón de Europa aspiran a materializarse como un Estado propio. El camino para ejercitar el derecho a decidir no será fácil, las fuerzas unionistas buscarán todo tipo de obstáculos para frenar e impedir el proceso, pero como señalan algunos analistas y juristas, el ejercicio del derecho de autodeterminación es el procedimiento más democrático, y la democracia debería estar, y de hecho lo está, por encima de supuestas unidades estatales, inmutabilidades constitucionales, e incluso del uso de la fuerza.

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