FRANKFURTER ALLGEMEINE | Klaus-Dieter Frankenberger, 2103/1/23 (Traducción:GARA)
Saludos desde la isla
Cameron ha hecho a sus socios europeos una promesa que tiene un ligero olor a chantaje: Si la UE no se reforma, no hay «acuerdo», y entonces Gran Bretaña se verá obligada a salir.(...) Una vez que la agitación se ha apoderado sobre el sentido verdadero o figurado de esta aventura británica, sus socios europeos deben sentarse tranquilamente y estudiar lista de deseos de Cameron, y no desacreditarla inmediatamente.
(...) La estrategia de Cameron puede ser peligrosa, pero su análisis no es malo. La integración europea es cada vez más acentuada y tiene consecuencias para los países de la UE que no forman parte de la moneda común. Por lo general, la capacidad competitiva en toda la UE deja mucho que desear. Y los ciudadanos son cada vez más y más distantes de «Europa» y de sus instituciones. (...) ¿Es imperioso continuar transfiriendo más poderes a «Bruselas»? ¿En qué áreas es esencial, indispensable de hecho, que actuemos juntos? ¿Qué papel deben desempeñar los parlamentos nacionales en las políticas europeas? Está claro lo que los británicos quieren y lo que no quieren: quieren un mercado interior y la cooperación entre los estados miembros, pero no quieren una «unión cada vez más estrecha e integrada».
(...) Lo bueno y lo atractivo de Europa es su diversidad. Pero no todo cabe perfectamente dentro de la caja. Sin embargo, la comunidad (de destino compartido) necesita reglamentos de la UE y de las instituciones que formulan un terreno común y equilibran los conflictos de intereses. Eso es algo laborioso y no siempre satisfactorio, pero un marco común firme es esencial. Al mismo tiempo, este marco debe reflejar las diversas tradiciones, mentalidades y objetivos. En otras palabras, sin flexibilidad no puede funcionar. La clave para Europa es encontrar la manera de combinar esa flexibilidad con el compromiso. Los pragmáticos británicos y escépticos varios deberían ser capaces de animar a otros en esta idea.