Al menos 31 personas, entre ellas el futbolista Mohamed al Dadui -que jugaba para el club local Al Marrij, de la segunda división egipcia- y el antiguo portero del equipo Al Masry, Tamer al Fahla -vencedor con su club de la Copa de Egipto en 1998-, fallecieron y más de 300 resultaron heridas en los enfrentamientos que tuvieron lugar en Port Said tras conocerse la condena a muerte a 21 personas por los actos violentos que en febrero de 2012 se saldaron con 74 muertos durante un partido de fútbol entre el club cairota Al Ahly y el equipo local, Al Masry.

Esta tragedia, la mayor del fútbol egipcio, se produjo en el estadio de Port Said, después de que Al Ahly sufriera su primera derrota de la temporada frente a Al Masry (3-1). Cientos de seguidores de Al Masry invadieron el campo y lanzaron piedras, botellas y bengalas contra los de Al Ahly. Testigos aseguraron que la Policía no intervino para detener la violencia.

Los «ultras» Ahlawy, seguidores acérrimos del Al-Ahly, habían amenazado a las autoridades con provocar el «caos» en la capital egipcia si el veredicto no era severo. En los días previos a conocerse la sentencia, bloquearon carreteras, puentes y varios tramos del metro de El Cairo.

Los acusados, por su parte, negaron en el juicio los cargos de «asesinato intencionado» y «tenencia ilegal de armas» que pesaban sobre ellos.

El tribunal dará a conocer el próximo 9 de marzo el contenido de la sentencia, que también afecta a otros 52 acusados, entre ellos nueve policiales.

Las condenas a muerte dictadas ayer aún no son firmes ya que dependen de la firma del gran mufti de Egipto y de las apelaciones de los abogados.

Mientras los familiares de las víctimas las acogieron con gritos de júbilo, los allegados de los condenados intentaron asaltar la prisión. Las fuerzas policiales respondieron con el lanzamiento de gases lacrimógenos.

Varias fuentes indicaron que el centro penitenciario así como el tribunal fueron objeto de disparos con armas automáticas. La periodista de la cadena qatarí en el lugar afirmó haber visto a personas vestidas de civil disparando armas automáticas. De hecho, la mayoría de los fallecidos, entre ellos al menos dos agentes, tenían heridas de balas.

Un general del Ejército anunció el despliegue de los militares en la ciudad para «restablecer la calma» y proteger las instalaciones públicas.

Estos enfrentamientos se suman a los registrados el viernes con motivo del segundo aniversario de la revolución, que se saldaron con ocho fallecidos en Suez, donde el Ejército desplegó ayer soldados y tanques ligeros. El canal de Suez, vía estratégica de agua que une el mar Mediterráneo y el mar Rojo, no se vio afectado.

En este clima de violencia, la oposición egipcia amenazó ayer con boicotear las próximas elecciones legislativas si el Gobierno no aplica «una solución global» a la crisis que sufre el país.

En un comunicado, el Frente de Salvación Nacional (FSN) atribuyó al presidente egipcio, Mohamed Morsi, «toda la responsabilidad de la fuerza excesiva empleada por los servicios de seguridad contra los manifestantes». Por su parte, Morsi llamó a sus compatriotas a «rechazar la violencia» y prometió que los responsables de estos enfrentamientos mortales serían «llevados ante la justicia».

El Consejo de Defensa Nacional, máximo órgano de decisión en asuntos de seguridad, aseguró ayer que tomará «todas las medidas necesarias» para preservar los edificios vitales del Estado, como un toque de queda o el estado de emergencia.