La primera de las seis baterías de misiles Patriot enviadas por la OTAN a Turquía fue puesta ayer en servicio. La primera unidad declarada operativa, facilitada por Holanda, tiene como objetivo proteger la ciudad de Adana.

En los «próximos días» serán activadas y puestas bajo mando de la OTAN las otras cinco baterías enviadas a territorio turco para interceptar los misiles que puedan llegar a las ciudades de Kahramanmaras y y Gaziantep, según indicó la Alianza.

«Los aliados de la OTAN nos pidieron en diciembre aumentar las capacidades de defensa antiaérea de Turquía y estamos ofreciendo fuerzas operativas en enero. Esta es una clara demostración de la agilidad y flexibilidad de las fuerzas de la OTAN, y de nuestra disposición a defender aliados que se enfrentan a amenazas en un mundo inestable», declaró a través de un comunicado el comandante supremo de la Alianza en Europa, el almirante James Stavridis.

Por su parte, Ali Akbar Velayati, asesor del líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, remarcó que «Siria tiene un papel muy básico y clave en la región para promover firmes políticas de resistencia (...) por esta razón un ataque contra Siria sería considerado un ataque contra Irán y los aliados de Irán».

Teherán, aliado del presidente sirio, ha advertido en repetidas ocasiones a Occidente en contra de intervenir en el conflicto.

Denuncia de bombardeo

Sobre el campo de batalla, el Observatorio sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres, denunció la muerte de al menos 16 personas, entre ellas ocho menores y dos mujeres, en un ataque de la Aviación siria en la localidad de Manbash, en la provincia septentrional de Alepo.