Las amazonas de Bashar al Assad, en pie de guerra en Homs
La ciudad que conoció el inicio de la rebelión contra el presidente Bashar Al Assad, Homs, y hoy escenario de duros combates, es también la primera donde se han puesto en marcha las Fuerzas de Defensa Nacional, una fuerza paramilitar femenina de apoyo al Ejército del régimen.
Sammy KETZ | AFP
Abir Ramadan, técnico en un laboratorio de radiología de Homs, acaba de enrolarse a los 40 años en las Fuerzas de Defensa Nacional para convertirse en una de las amazonas que han jurado fidelidad al presidente sirio, Bashar al Assad.
Con uniforme y casco, en un estadio en el sur de Homs, en el centro del país, marcha al paso y levanta el puño gritando «Allah, Souriya, Bashar u bass» (Dios, Siria, Bashar y nada más), el grito de guerra de los partidarios del jefe del Estado que la rebelión quiere derrocar. Las entradas están custodiadas por mujeres armadas de kalashnikovs mientras otras en el exterior registran coches en un control. Se presentan como las «fedaiyat», que en árabe significa literalmente «las que se sacrifican».
«Mi marido me ha animado a alistarme y me gusta la idea. Me he presentado en el centro de reclutamiento y me han cogido fácilmente», explica Abir Ramadan de la tercera sección.
«Antes yo no sabía llevar un arma y no me atrevía a quedarme sola en casa por miedo a ser atacada. Quería aprender y ayudar. Me presenté voluntaria porque mi patria está herida», asegura.
La primera unidad femenina de las Fuerzas de Defensa Nacional, una fuerza paramilitar destinada a ayudar al Ejército en la lucha contra los rebeldes, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres, cuenta con 450 combatientes de 18 a 50 años.
¿Por qué constituirlas primero en Homs? «Por las circunstancias trágicas que ha conocido la ciudad. Esta no es una guerra normal. No se parece nada a la de Octubre (de 1973 contra Israel), no es el enemigo que conocíamos», responde la comandante retirada Nada Jahjah, que supervisa el entrenamiento. «Esta vez el enemigo viene de nuestra familia, de nuestros vecinos y de los países que suministran armas y difunden el pensamiento integrista. Matan y degüellan a los sirios. Es una guerra salvaje», afirma.
La rebelión iniciada en marzo de 2011 se ha militarizado ante la represión del régimen de al Assad que dice defenderse frente a «los grupos terroristas» próximos a Al Qaeda armados y financiados por el extranjero. El conflicto ha causado más de 60.000 muertos en más de 22 meses, según la ONU.
Violencia confesional
Bautizada como «capital de la revolución» por los rebeldes, Homs fue la primera en iniciar la lucha armada antes de que los soldados retomarán el control de gran parte de ella.
Pero también ha sido en esta aglomeración de 1,5 millones de habitantes, suníes, cristianos y alauíes, donde la violencia confesional ha llegado al paroxismo.
La mención del barrio en el documento de identidad ha resultado muchas veces mortal porque designa casi la religión de cada individuo. Por otra parte, ninguno de los «fedayat» quiere revelar dónde vive.
Los suníes, que representan el 80% de la población, apoyan en su mayoría la revuelta, mientras los alauíes, confesión de Al Assad (10%) y los cristianos (5%) se alinean con el poder.
El compromiso en las Fuerzas de Defensa Nacional es voluntario y se lleva a cabo según dos horarios para permitir a las combatientes seguir trabajando: de 8.00 a 12.00 o de 12.00 a 16.00.
«El entrenamiento comprende el tiro con kalashnikov, la metralleta BKC, el manejo de granadas, el ataque a posiciones enemigas y el control de nuestros puestos de control, los registros y los cursos de táctica militar», explica la comandante Jahjah.
Itidal Hamad, funcionaria de 34 años y madre de tres hijos, confiesa que su marido la ha animado pero que ella se alistó hace tres meses «llevada por su deseo de apoyar al Ejército y defender la patria». Y durante el desfile que marca el final de la formación, las «fedaiyate» gritan a pleno pulmón: «Por nuestra sangre y nuestra alma, nos sacrificaremos por tí, Bashar».