El uso de un artefacto pirotécnico, el pánico provocado por la rápida expansión de la humareda y las puertas cerradas por los vigilantes figuraban entre las causas de la tragedia que dejó al menos 233 muertos y 131 heridos en la discoteca Boate Kiss de Santa María, una ciudad universitaria de unos 270.000 habitantes ubicada en el estado de Río Grande do Soul.

Según el jefe de bomberos Guido de Melo, el incendio se desató por una luz de bengala lanzada por el miembro de una banda de música que actuaba en el establecimiento.

Una de las supervivientes explicó que «la banda estaba en el palco y comenzó a usar fuegos y, de repente, pararon el show y apuntaron el fuego artificial hacia el techo. Ahí comenzó el fuego. Era leve, pero en cuestión de segundos comenzó a crecer», relató.

Ingrid Goldani, una de las empleadas de la discoteca, resaltó que la humareda cubrió todo el local en cerca de tres minutos.

«Los integrantes de la banda Gurizada Fandangueira, que tocaban en ese momento y encendieron el artefacto que provocó las chispas, intentaron inicialmente apagar las llamas con agua y después con un extintor. No sé si no consiguieron manipular el extintor, pero el fuego y el humo se expandió rápidamente», comentó.

«En ese momento, se apagaron las luces y todo quedó oscuro», señaló el cantante Valterson Wotrich, vocalista del primer grupo en tocar.

«La discoteca estaba llena. Cuando me di cuenta, había cuerpos en el suelo. Fue muy chocante», añadió Taynne Vendrusculo, una estudiante que logró escapar.

Los equipos de emergencia tardaron cinco horas en apagar el fuego. Según el testimonio de testigos, los vigilantes al parecer no sabían lo que había ocurrido y quisieron impedir que los estudiantes salieran del recinto sin pagar. El jefe de Bomberos confirmó este extremo. «Lamentablemente, las personas quedaron confinadas, no consiguieron salir porque la salida principal estaba trancada», declaró a la cadena GloboNews.

Muchas personas corrieron hacia los baños en busca de aire y de otra salida que no encontraron. «La mayoría de ellas terminó muriendo por asfixia, por la inhalación de los gases tóxicos y muy pocos por quemaduras. Lo que provocó la tragedia fue el uso de un artefacto no autorizado, el pánico, la inhalación de humo tóxico y la puerta cerrada», reiteró el jefe de Bomberos Guido De Melo.

Lo ocurrido hizo llorar en público a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que interrumpió su participación en una cumbre en Santiago de Chile para volar a Santa María, que decretó 30 días de duelo e instaló un equipo de ayuda sicológica para los familiares de las víctimas. La Universidad Federal de Santa María (UFSM) canceló todas las clases hasta el miércoles.

«Tememos que la mayoría de las víctimas sean estudiantes nuestros», dijo a AFP el vicerrector de la UFSM, aludiendo a alumnos de los primeros cursos de las seis facultades de esta institución, que organizaban la fiesta en el Boate Kiss, con capacidad para 2.000 personas. El establecimiento quedó destruido y con riesgo de derrumbe.

«En este momento de tristeza estamos todos juntos», dijo Rousseff a los periodistas.

La mandataria acudió de inmediato al hospital de la Caridade, uno de los que más heridos recibió, para conversar con las víctimas y sus familiares, y posteriormente recorrió el Centro Deportivo Municipal, donde han sido depositados los cadáveres. Después, emprendió el viaje de regreso a Brasilia sin hacer declaraciones a la prensa.

La secretaria de los Derechos Humanos, María do Rosario, que acompañó a Rousseff y es oriunda de Río Grande do Sul, subrayó que una vez que disminuya la conmoción, «es necesario averiguar las causas» que provocaron esta desgracia.

Según el comandante de los bomberos, Moisés da Silva Fuchs, el permiso de la discoteca otorgado para operar «estaba vencido desde agosto de 2012».