La plantilla de Huyck Wangner alerta del cierre de la planta de Zizurkil
El pasado 25 de enero, la dirección de la multinacional Huyck Wangner (antigua Perot) notificó a la representación de los trabajadores su decisión de despedir a 75 de los 81 empleados de la plantilla de Zizurkil alegando un descenso en las ventas y que la maquinaria de la planta está «obsoleta». La plantilla inició ayer una huelga indefinida contra una medida que, afirman, supondrá el cierre de la planta guipuzcoana para llevar la producción a otros países.
Iraia OIARZABAL | ZIZURKIL
Los 81 trabajadores de la multinacional Huyck Wangner (antigua Perot), ubicada en Zizurkil y dedicada a la producción de telas metálicas formadoras para la industria papelera, se enfrentan a un difícil panorama después de que, el pasado viernes, la dirección les notificará su decisión de rescindir 75 contratos. Una medida que -según advirtió ELA- supondrá el cierre de la planta para que sea absorvida por otras en Italia, Alemania y Austria.
Según explicó Mikel Zabaleta, representante del sector del Metal de ELA en Gipuzkoa, la dirección citó el pasado día 25 a los representanes de la plantilla en un hotel de Donostia para informarles de las medidas que prevé adoptar. A la cita acudieron los consejeros de la multinacional, que se trasladaron a la capital guipuzcoana desde EEUU y Alemania, junto con los abogados de la compañía. Fueron éstos últimos quienes anunciaron la decisión de despedir a 75 de los 81 trabajadores.
Los argumentos aportados por la multinacional son, por un lado, la crisis que padece el sector papelero, y por otro, la «obsolescencia» de la maquinaria de la planta de Zizurkil.
Argumentos contrapuestos
La empresa, por su parte, quiso dar su punto de vista sobre el conflicto y afirmó que, «tras realizar un detallado análisis», ha constatado que «existen las causas objetivas para iniciar este proceso de acuerdo a la legislación vigente».
En concreto, hizo mención, además de la caída de los pedidos y el beneficio operativo, a la antigüedad de la maquinaria, que «no permite hacer frente a la exigente demanda de los clientes». Añadió que para solventar este problema, sería necesaria una inversión «inasumible» de 24 millones de euros. Por todo ello, asegura que es «inviable» mantener en activo la planta de Zizurkil.
Sin embargo, los trabajadores pusieron en tela de juicio la veracidad de los antecedentes expuestos por la empresa y sostuvieron que «la planta de Zizurkil, aún en los años de la crisis, ha dado beneficios todos los ejercicios». Asimismo, recalcaron que, según de los ratios de productividad, es la que mayor productividad total tiene.
Respecto a la situación de la maquinaria, Zabaleta aseguró que la renovación de la misma estaba prevista «desde hace tiempo». De hecho, señaló que «las máquinas están amortizadas» y que la empresa «ha ido dotando a lo largo de todos estos años una provisión para su renovación».
Otro punto a destacar por Zabaleta fue el de los salarios, ya que, según relató, los salarios de los centros a los que se pretende llevar la producción «son muy superiores a los de aquí».
Ambas partes tienen ahora un mes para negociar una solución. De momento, la plantilla inició ayer una huelga indefinida y prevé emprender «acciones judiciales» contra una medida «desproporcionada».
La plantilla pidió la implicación de las instituciones para conseguir que la planta se mantenga abierta, para lo que la próxima semana iniciarán una ronda de contactos. El Ayuntamiento de Zizurkil se solidarizó con la lucha de los trabajadores.
Zabaleta denunció que «se ha sacado la producción que estaba almacenada en la planta a otros almacenes, se ha puesto seguridad privada en el recinto de la planta, se ha prohibido la entrada a la empresa y se ha externalizado todo lo relacionado con la fábrica».