El «Pakea Bizkaia» y sus tripulantes no pudieron cumplir todos los objetivos en su aventura náutica. Después de alcanzar la Antártida, el siguiente paso era encontrar las olas adecuadas para que Kepa Acero pudiese surfear sobre ellas, pero la desfavorable meteorología impidió al vizcaino bailar sobre las olas.

Una vez alcanzada la Antártida, el viernes por la noche los expedicionarios pusieron rumbo hacia el norte, hacia Isla Baja, para alcanzar un posible lugar de olas si las condiciones eran apropiadas. Sin embargo, la mala mar y olas, acompañadas de un viento fuerte del suroeste, hicieron imposible la práctica, ya que ponía en riesgo tanto al barco como al propio Acero.

Los tripulantes del «Pakea Bizkaia» mantuvieron una breve reunión dentro del barco y, una vez que el capitán Unai Basurko analizó la situación, todos decidieron emprender la navegación de regreso hacia Cabo de Hornos, para llegar a Ushuaia aproximadamente este jueves.

«Volvemos quizás con la única pena de no haber encontrado los días apropiados para que Kepa Acero pudiera surfear alguna ola, pero los dos somos conscientes de que la mar es así de caprichosa, y que quizás, sea la característica que nos hace quererla. Por otro lado, Kepa es una persona que da muchísimo valor a la búsqueda, y a la aventura, tanto o más que al encuentro de la misma», señaló Basurko.

A pesar de no poder surfear, Acero se bañó en la frías aguas (menos 2-3 grados centígrados) junto a pingüinos. «No ha habido suerte, pero la experiencia ha sido inolvidable. Estoy encantado», valoró el getxoztarra, quien desembarcará en Ushuaia y continuará con sus proyectos.

Mientras tanto, la tripulación seguirá su viaje centrado en la búsqueda de material para su proyecto socio-educativo. Así, antes de llegar a casa, pararán en puertos como el de Montevideo, donde entregarán una placa a las autoridades de la ciudad en señal de acercamiento con Durango, debido a que su fundador fue el durangarra Bruno Mauricio de Zabala.