«No participaremos en un diálogo vacío de sentido», respondió el líder de la coalición opositora Frente de Salvación Nacional (FSN) Mohamed ElBaradei al llamamiento a negociar del presidente egipcio, Mohamed Morsi. El Frente, que reúne a grupos liberales y de izquierda, exige que Morsi asuma la responsabilidad de la violencia de los últimos días y la formación de un gobierno de unión nacional. Además de estas demandas, planteó el cese de la violencia y la modificación de la Constitución como condiciones previas para empezar a negociar.

ElBaradei afirmó que el diálogo con Morsi «solo puede llevar a un punto muerto» y que los disturbios se deben a la falta de respuesta a las demandas de la revolución, las diferencias sobre la Constitución y la incapacidad del Gobierno de garantizar la seguridad.

Ayer continuaron los enfrentamientos en las calles de El Cairo, sobre todo en torno a la plaza Tahrir, por quinto día consecutivo. En ellos murió una persona por disparos de postas.

El cercano puente de Qasr al Nil y parte de la margen derecha del río Nilo volvieron a ser escenario de una batalla campal con el lanzamiento de piedras y gases lacrimógenos.

También murieron tres de los heridos en los incidentes de Port Said, agravados tras la condena a muerte de 21 acusados en la masacre de hace casi un año en el estadio de fútbol local, con lo que ya son 40 los fallecidos en los enfrentamientos en esta localidad.

Los funerales de las víctimas de Port Said reunieron ayer a miles de personas y durante los mismos se escucharon algunos disparos de origen incierto, que durante unos momentos provocaron el pánico entre los asistentes.

Además, la oposición pidió la dimisión del ministro del Interior, y convocó al pueblo a «bajar a todas las plazas Tahrir el próximo viernes, 1 de febrero, para cumplir los objetivos de la revolución» y protestar contra la muerte de decenas de personas en los últimos días.

Estado de emergencia

En un intento de frenar el caos en las calles, el Senado egipcio aprobó la declaración del estado de emergencia por treinta días emitida por Morsi y ratificó un proyecto de ley que autoriza al presidente a desplegar el Ejército para que participe en el mantenimiento del orden hasta que se celebren las elecciones legislativas, previstas para los próximos meses, así como «cada vez que el presidente de la República lo demande».

El Senado, que cuenta con el poder legislativo en ausencia de la Asamblea Nacional, otorgó además al Ejército el poder provisional de detener a civiles.

El pasado domingo, Morsi decretó el estado de emergencia en las ciudades de Port-Said, Suez e Ismailiya, que bordean el canal de Suez, y donde se han registrado hasta 47 víctimas mortales. Fue en el mismo discurso en el que convocó a los representantes de la oposición y a las formaciones islamistas que le apoyan a un diálogo a partir de las 18.00 de ayer en el palacio presidencial de El Cairo, un encuentro al que, finalmente, solo acudieron los grupos islamistas y algunos independientes. Morsi amenazó con adoptar otras medidas de excepción se persistía la violencia.

Por su parte, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, subrayó la necesidad de que «todos los egipcios» expresen sus reivindicaciones «pacíficamente». Washington condenó los actos de violencia y respaldó los llamamientos de Morsi para iniciar un diálogo nacional.