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El proyecto de fusión de las dos orquestas vascas causa sorpresa y desconfianza

La diputada de Cultura de Bizkaia, Josune Ariztondo, confirmaba ayer la propuesta lanzada por su diputado general, Jose Luis Bilbao, de hacer desaparecer una de las dos orquestas públicas vascas fusionando la OSE y la BOS. La noticia ha sido recibida con prudencia por las propias orquestas y con estupefacción en el mundo musical.

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Mikel CHAMIZO | DONOSTIA

Fue el lunes cuando el Diputado General de Bizkaia, Jose Luis Bilbao, presentó ante el lehendakari la propuesta de fusionar la Orquesta de Euskadi y la Orquesta de Bilbao en una única entidad, que pasaría a denominarse Orquesta Nacional de Euskadi. Ayer al mediodía Josune Ariztondo parecía confirmarlo en una rueda de prensa: «No es una idea sin más», aclaró la diputada de Cultura. «Al igual que se está haciendo en otras latitudes, queremos dar los pasos necesarios para que, sin traumas, iniciemos un proceso de convergencia que nos lleve a una única orquesta».

La noticia fue recibida con sorpresa por el PSE-EE, que por la tarde comunicaba su «preocupación ante la propuesta del Diputado General de Bizkaia» y manifestaba su «sospecha y el temor de que tras esta propuesta formal de fusionar ambas orquestas en una sola, esté la voluntad del Gobierno Foral de Bizkaia de conseguir que la sede de la Orquesta Sinfónica de Euskadi se traslade de Donostia a Bilbao».

Al margen de la lucha territorial que se avecina, confrontación política que también estuvo en el origen de la OSE en 1982, los aficionados a la música clásica también mostraban en Twitter su estupefacción ante la noticia. Cuando todos creían que sería una de las cuatro orquestas andaluzas, alguna de la media docena de madrileñas, o la más pequeña de las tres orquestas asturianas la primera en caer, resulta que será aquí donde, con cierta probabilidad, restemos un conjunto sinfónico a un total de dos.

Los argumentos en defensa de esta medida ya han empezado a filtrarse en los medios afines. Por ejemplo, que el ratio de orquestas por habitante es el más alto del Estado, con un conjunto sinfónico por cada 1,1 millones de habitantes. Lo que no se dice es que el consumo de música sinfónica por habitante es también el más elevado del Estado: según el último estudio de la SGAE, el 17,2% de las personas que acudieron a conciertos sinfónicos en 2011 lo hicieron en la CAV. Los 2.300 abonados de la BOS o los 7.000 de la Orquesta de Euskadi suponen cifras solo soñadas para el resto de orquestas del Estado, que rondan los 1.200 a 1.800 abonados de media.

La decisión del PNV ha pillado desprevenido a todo el mundo, también a los propios implicados. El responsable de comunicación de la Orquesta de Bilbao aseguraba ayer a este diario haber conocido la noticia por la prensa. «Pero tampoco tenemos autoridad para pronunciarnos sobre el tema», explicó Javier Pérez. «Nosotros somos la máquina que se encarga de hacer la música, las decisiones de ese tipo conciernen a los políticos». En la Orquesta Sinfónica de Euskadi, por su parte, preferían ser prudentes y observar cómo evolucionaba la propuesta antes de pronunciarse al respecto.

Problemas y soluciones

En realidad, es más que probable que en el seno de ambas orquestas sospechasen de esta iniciativa; al fin y al cabo el PNV la llevaba en su programa electoral. Pero la economía de ambas orquestas parecía bastante saneada y nadie se esperaba algo tan repentino. La Bilbao Orkestra, dependiente de la Diputación de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao, ha atravesado algún problema económico últimamente y se ha planteado recortar algunas actividades, pero la Orquesta de Euskadi, organismo dependiente del Gobierno de Gasteiz, parecía estar sorteando la crisis con auténtico rigor en la administración de sus fondos y sin sacrificar presencia ni calidad artística. No se ha producido, desde luego, nada parecido a la debacle de recortes, rebajas en los sueldos y debates en la opinión pública que sí ha afectado a otras orquestas de la península.

Es difícil aventurar cómo será esa fusión de orquestas ni cuándo se hará efectiva. Ariztondo tan solo anunció que comenzarían «a trabajar los tres socios, las tres instituciones socias implicadas en esta cuestión (Gobierno de Lakua, Diputación y Ayuntamiento)» y que «cuando tengamos algo más que decir lo haremos conjuntamente».

Será una tarea ardua, a tenor de la disparidad de funcionamiento y de trayectoria histórica de ambas formaciones. La de Bilbao es una orquesta metropolitana, que nació de una iniciativa ciudadana hace 90 años y que ha atravesado problemas de subsistencia realmente feroces en el pasado. El que ahora, cuando está en el mejor momento artístico de su historia, se plantee su desaparición resulta paradójico. Es además inconcebible, si nos comparamos con Europa, el que un núcleo urbano de casi un millón de habitantes no disponga de orquesta propia.

La OSE, por su parte, es fruto de las políticas que trajo consigo el nacimiento del Estado de las autonomías. Se trata de una orquesta multiterritorial, que interpreta menos cantidad de música que la de Bilbo pero que la lleva a las cuatro capitales de Hego Euskal Herria. El suyo es el modelo que tendría que adoptar la futura Orquesta Nacional de Euskadi, pero la actual OSE se beneficia indudablemente de que la ciudad más grande de Euskal Herria tenga su propia orquesta. La logística que debería seguir para cubrir la desaparición de la BOS, con sus 17 programas anuales, sus actuaciones en la ABAO, el Musika-Música, la Semana Grande... es la gran incógnita de este planteamiento de una sola orquesta que ya está generando problemas en autonomías como Castilla y León, donde la orquesta solo actúa en Valladolid y se fletan autobuses desde el resto de capitales.

LA META

«No es una idea sin más. Al igual que se está haciendo en otras latitudes, queremos dar los pasos necesarios para que, sin traumas, iniciemos un proceso de convergencia que nos lleve a una única orquesta», dijo Josune Ariztondo.

SOSPECHAS

El PSOE se mostró preocupado por la sospecha de que tras la petición de Jose Luis Bilbao de fusionar la Orquesta Sinfónica de Euskadi y Bilbao esté la intención de pedir el traslado de la sede de la OSE a la capital vizcaina.

EL NOMNRE

El PNV tantea tanto al PSOE como a EH Bildu sobre Mikel Agirre Arizmendi, hombre de de perfil más técnico que político, de larga trayectoria en EITB y que Alberto Surio mantuvo en su organigrama directivo.

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