La casa real española no actuará ante la imputación del secretario de las infantas
La casa real española anunció que no actuará ante la citación como imputado por el caso Nóos de Carlos García Revenga, secretario personal de las infantas. A la vez, el juez instructor, José Castro, fijó una fianza de 8,1 millones de euros para el yerno del rey, Iñaki Urdangarin, y su exsocio Diego Torres, en los que observa «más que suficientes indicios de criminalidad» en sus negocios, en los cuales rentabilizaban la relación del primero con la casa real.
GARA | MADRID
La casa real española «no tomará decisión alguna» sobre el secretario personal de las infantas, Carlos García Revenga, hasta que declare el próximo 23 de febrero en Palma en calidad de imputado ante el juez del caso Nóos, José Castro
En un comunicado publicado en la web de la institución, Zarzuela explicó que el magistrado no ha acusado hasta la fecha a García Revenga de ningún cargo en concreto, por lo que no estaría justificado que la institución tomara «medidas inmediatas» contra el secretario de las infantas sin haber escuchado y valorado antes su declaración.
El magistrado interrogará a García Revenga sobre el cargo y las funciones que desarrollaba en Nóos o en cualquiera de las mercantiles de la trama presuntamente creada por Iñaki Urdangarin y Diego Torres para malversar fondos públicos, así como sobre el conocimiento que pudiera tener sobre las actividades que desplegaba.
También prevé interpelarle acerca de las labores de asesoramiento o consulta que pudiera haber llevado a cabo con Urdangarin y respecto a su entorno societario y personal.
Al haber sido citado como imputado, García Revenga comparecerá ante el juez asistido de su abogado de confianza y no estará obligado a decir la verdad.
Fianza de 8,1 millones
Por otra parte, Castro fijó una fianza solidaria de responsabilidad civil de 8,1 millones de euros para Urdangarin y Torres, por las responsabilidades pecuniarias que puedan declararse en su contra en el caso que investiga el desvío de fondos públicos al Instituto Nóos.
El magistrado les da un plazo de cinco días para el pago y advierte de que si no presentan la fianza «se procederá al embargo de sus bienes en cantidad suficiente para cubrirla y que se hará efectiva con cargo a la totalidad de sus patrimonios».
En el escrito en el que solicitó la fianza, el fiscal anticorrupción Pedro Horrach atribuyó al yerno del rey español y a su exsocio «una actividad delictiva premeditada» dirigida a apropiarse de fondos públicos mediante los convenios suscritos con los gobiernos de Baleares y la Comunidad Valenciana entre los años 2004 y 2007. El juez considera que hay «más que suficientes indicios de criminalidad» en la actuación de Urdangarin y Torres al frente del Instituto Nóos.
En concreto, aprecia «indicios racionales» de los delitos de falsedad documental, prevaricación administrativa, malversación de fondos públicos, fraude a la Administración y tráfico de influencias.
Estima que crearon un entramado de empresas y se pusieron de acuerdo «al objeto de rentabilizar hasta donde les fuera posible ante entidades privadas e instituciones públicas» la influencia de Urdangarin, «real o de obligada imaginación», por su matrimonio con la infanta Cristina.
Para el magistrado, la actividad del Instituto Nóos «dista abismalmente de poder ser considerada como una entidad carente de lucro» ya que, entre otras cosas, todos los testigos del caso han afirmado que «era un empresa como tantas otras».
Añade que Urdangarin siguió siendo presidente «de hecho» de esa empresa después de marzo de 2006. El abogado de Iñaki Urdangarin, Mario Pascual Vives, alegó en contra de las peticiones de fianza y negó que en la instrucción se hayan detectado indicios de que su defendido haya cometido ningún delito ni de que se haya lucrado o causado «daño patrimonial de ninguna clase».
Por su parte, la defensa de Torres calificó de «desatinada» la petición de fianza de las acusaciones y negó en sus alegaciones que el Instituto Nóos o sus responsables hayan cometido «acto ilícito de suerte alguna».
El juez afirma que Urdangarin y Torres emplearon «unas veces de manera implícita y en otras de manera franca», la «esfera de poder» derivada la relación del primero con la casa real, y añade que en algunos momentos lo hicieron mediante documentos «con claras referencias a S.A.R. la infanta doña Cristina Federica de Borbón y a Don Carlos García Revenga» al que se califica como «asesor de la Casa Real».
El ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, se refugió en hablar sobre ETA cuando la diputada de Amaiur, Maite Aristegi, le planteó si el Gobierno español estaba dispuesto a depurar las estructuras que facilitan la corrupción.
El Gobierno español y el PSOE se limitaron a su habitual «y tú más» durante la sesión de control extraordinaria celebrada ayer en el Congreso español. La corrupción se convirtió en el tema principal del debate pero, paradójicamente, ni el presidente, Mariano Rajoy ni la vicepresidenta, Soraya Sáez de Santamaría, mencionaron en ningún momento el nombre del extesorero de Génova, Luis Bárcenas. También IU, Amaiur e UPyD interrogaron al Ejecutivo sobre las tramas que han salpicado a la clase política española en las últimas semanas. Sin embargo, no encontraron compromisos concretos, más allá de la propuesta de un pacto contra la corrupción del que todavía no se conocen detalles, un informe institucional que está elaborando un comité de expertos y la Ley de Transparencia, en trámite parlamentario.
«Nosotros aprendimos la lección pero el PP se fue de rositas», dijo Alfredo Pérez Rubalcaba. Rajoy le respondió aludiendo a la situación interna en Ferraz. Una tónica que se mantuvo durante toda la mañana. «La amnistía fiscal fue un traje a medida de Bárcenas», argumentó Soraya Rodríguez, portavoz del PSOE. Soraya Sáez de Santamaría contraatacó asegurando que hay que tener la casa limpia para señalar a otras formaciones, en referencia a los escándalos que han salpicado también al Ferraz.
En medio de referencias a la «herencia recibida» y acusaciones mutuas, la sesión de control sobre corrupción terminó sin ninguna conclusión y a la espera de que nuevos casos reaviven el debate. GARA