Mikel INSAUSTI I Crítico cinematográfico
George Clooney es de verdad
Sí, lo confieso: me he comprado una cafetera de cápsulas porque la anuncia George Clooney. Tal vez si hubiera sido otro el protagonista del spot no lo habría hecho. Por eso contratan para la publicidad a gente que inspira confianza, que nunca te engañaría y te metería carne de caballo en la hamburguesa, como ha hecho una conocida marca de nuestro entorno.
Es un actor que parece de otra época, y no lo digo por quienes le comparan físicamente con Clark Gable o Tyrone Power. Va más con aquella mentalidad caballerosa que representaba un James Stewart o un Spencer Tracy. Por supuesto que no le conocemos personalmente, pero abundan los testimonios que dan fe de que es buena gente.
El más reciente, que se sepa, tuvo lugar hace poco en Berlín. Quien cuenta la anécdota en primera persona tenía una cita en un restaurante, pero su acompañante falló y tuvo que comer solo. Compartía comedor con un bullicioso grupo, al que permaneció ajeno durante la velada. Hablaban en inglés y en voz alta, así que le pasó desapercibido el contenido textual de lo que decían y quién lo decía.
Al ir a pagar la cuenta, el solitario comensal se encontró con que ya había sido abonada. El maître le indicó amablemente que era una invitación de los de la mesa ruidosa para compensar las posibles molestias. Cuando el sorprendido cliente, tras aclarar que no se había sentido molestado en ningún momento, preguntó quién era el educado anfitrión, la respuesta que escuchó fue la de que se trataba de George Clooney, y, efectivamente, allí estaba sonriente.