En el polígono industrial Ondarria de Altsasu, rodeados de varias empresas que han echado la persiana a causa de la crisis, alrededor de 40 vecinos de Sakana comparecieron ayer ante los medios de comunicación para alertar de la complicada situación que atraviesa la comarca y convocar una huelga general para el próximo día 28 de febrero bajo el lema «Sakana ez da ixten. UPN etorkizuna lapurtzen».

Esta jornada de protesta tendrá como objetivo exigir la implicación del Ejecutivo de Yolanda Barcina para revitalizar Sakana y, para ello, llevarán a cabo una marcha hasta el Parlamento de Nafarroa.

Miren Mendinueta, alcalde de Arbizu, y Fernando Carrión, extrabajador de la extinta Inasa, dieron cuenta de la realidad de Sakana en el que calificaron como «quinto año de crisis». La radiografía deja un balance de 1.800 parados -el 25% y tres veces más que en 2008- la mitad de los jóvenes en paro, comercio y hostelería «en serios apuros», pequeñas, medianas y grandes empresas cerradas, «continuos recortes» en Educación, Salud y Servicios Sociales etc.

«UPN quiere cerrar Sakana»

Mendinueta y Carrión relataron que se trata de una situación de la que los vecinos son conscientes desde hace ya años, por lo que en 2011 reunieron una mesa de crisis con diferentes agentes sociales, económicos y políticos para iniciar una dinámica de reactivación económica.

En dicha mesa de crisis se acordaron seis puntos fundamentales que implican tanto a instituciones de Sakana como al Gobierno navarro. En concreto, se decidió realizar un Plan Estratégico de Desarrollo, crear una entidad propia que se encargue del desarrollo, que el Ejecutivo de Nafarroa declare a Sakana «Zona de Reindustrialización Urgente», garantizar la colaboración permanente entre el Gobierno y la Agencia de Desarrollo, aprobar una partida para la financiación de estas iniciativas en los Presupuestos navarros de 2012 e impulsar la dinamización social.

A pesar de la buena intencionalidad del acuerdo, según denunciaron, todas las funciones correspondientes al Gobierno de Nafarroa se han quedado en «bonitas palabras» que en la práctica se han reducido a un «no rotundo» por parte del Ejecutivo. «UPN quiere cerrar Sakana, pero nosotros, queremos trabajar y vivir en nuestra tierra», proclamaron.

Por todo ello, interpelaron al Ejecutivo de Barcina para que cumpla con sus compromisos y puedan así detener la destrucción de empleo en la comarca navarra.