Las FARC y los delegados del Gobierno colombiano se vieron nuevamente ayer las caras en La Habana tras varios días de receso. El encuentro estuvo dominado por el intenso cruce de acusaciones que han mantenido ambas partes tras la captura el fin de semana de dos policías durante un operativo y la muerte de cuatro soldados.

El jefe de la delegación del Gobierno, Humberto de la Calle, advirtió que la captura de los dos uniformados, de los que las FARC dicen no tener constancia -aunque, de confirmarse este hecho, sostienen que serían «prisioneros de guerra y no secuestrados»-, supone «un grave golpe al proceso de paz y una respuesta equivocada a la comunidad internacional». «Nosotros no aceptamos eufemismos en esta materia y, por lo tanto, rechazamos este secuestro y las acciones de las FARC. No solo las rechazamos sino que queremos advertir de que el propósito es obligar al Gobierno a un cese bilateral de fuego y eso no va a ocurrir», incidió De la Calle.

Reiteró que «únicamente habrá cese bilateral el día que firmemos un acuerdo para terminar el proceso, entre tanto la orden del presidente Juan Manuel Santos es que la fuerza pública continuará persiguiendo a las FARC en todo el territorio nacional». Acusó a la guerrilla de de querer «institucionalizar el conflicto en vez de terminarlo» y desarrollar «conversaciones eternas, perpetuarlo en el tiempo y, esa no es la idea». Por ello, instó a los negociadores de las FARC a decir de «una vez» si quieren «terminar el conflicto».

Desde La Habana, Iván Márquez, al frente de la delegación de la guerrilla, rechazó estas «declaraciones altisonantes».

Dejó claro que no van a discutir «asuntos de la confrontación en la mesa de diálogo, tal como ha sido convenido. Por eso guardamos silencio frente a los bombardeos y al uso desmesurado de la fuerza por parte de la aviación contra nuestros campamentos en tregua unilateral».

Tildó también de «insensato que mientras se hacen declaraciones de escalar la guerra, se eleven quejas por las consecuencias que esta desata».

Incidió en que «cada día se hace más necesario buscar un cese bilateral de fuego y hostilidades, o en su defecto convenir un tratado de regularización de la guerra». Para ello, invitó «de manera serena» al ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, y al general Alejandro Navas, comandante de las Fuerzas Militares, a «analizar juntos esta posibilidad humanitaria que abriría campo para que el proceso avance sin sobresaltos».

Sobre las víctimas -«un tema fundamental en este proceso»-, declaró que son «víctimas del conflicto». «El Estado debe poner la cara por las políticas de terror que durante décadas han victimizado a los colombianos. Por acción o por omisión, es el Estado el punto último de imputación», concluyó.

Destacó que lo que la mesa necesita es «inventiva, pasión» y que el Gobierno dé «pasos efectivos y sin demagogias».