CRíTICA: «Ai Weiwei: Never Sorry»
El artista conceptual chino más mediático
Mikel INSAUSTI
Hay quien cataloga a Ai Weiwei como el Andy Warhol de Pekin, y puede ser una buena equiparación para, a nivel superficial, entender de entrada la dimensión mediática alcanzada por este artista conceptual chino. Semejante eco internacional responde al papel que está jugando como elemento concienciador dentro de la actual coyuntura del gigante asiático, a medida que el tránsito del comunismo al capitalismo va generando contradicciones estructurales puestas al descubierto por un progreso mal entendido, que antepone el poder económico a los derechos y libertades sociales.
Ai Weiwei también podría ser el Michael Moore chino, pero este primer largo documental sobre su persona está realizado por la estadounidense Alison Klayman, quien ha vivido en Pekín y ya hizo un cortometraje previo que ahora ha podido desarrollar en extenso siguiendo la cronología de los acontecimientos. «Ai Weiwei: Never Sorry» es su ópera prima, reconocida con el Premio Especial del Jurado en el Festival de Sundance. Ella ha sido fiel al personaje, verdadera estrella de la función, poniendo la narración enteramente al servicio de cuanto le ha ido sucediendo al multidisciplinar creador desde el año 2008 al 2011.
La presencia física de Weiwei no puede ser más arrolladora ante la cámara, tanto en cuanto utiliza su enorme figura para agrandar sus pensamientos y acciones. Como quiera que es divertido y provocador, choca con la forma de ser tradicional china, recordando a las maneras de los gángsters de las películas de Hong Kong sobre las Triadas. Ese tipo de actitud asoma constantemente en sus colecciones de fotografías, especialmente en aquellas donde estrella contra el suelo piezas arqueológicas de antiguas dinastías imperiales, cuando no las profana dando lugar a nuevas esculturas con los logos de conocidas marcas occidentales. Su etapa de agitador político a través de la red se inició al desmarcarse de los Juegos Olímpicos de Pekín, tras haber contribuido al diseño arquitectónico del estadio bautizado como Nido del Pájaro.