«Mapa es una crónica vital y emocional que juega con la ficción y lo real»
Cineasta
Elías Siminiani (Santander, 1971) siempre se ha mostrado como un autor interesado por las posibilidades del medio audiovisual. Ha participado e investigado diversos formatos y géneros, alternando la ficción cinematográfica y la televisión. Su debut en el largometraje - «Mapa»- ha sido galardonada con el Premio al Mejor Documental en el Festival de Sevilla y ha sido nominada a los premios Goya.
Koldo LANDALUZE | DONOSTIA
Elías León Siminiani estudió Filología Hispánica y Dirección de Cine en la Universidad de Columbia, Nueva York. En su trabajo de ficción para cine destacan «Dos más» (2001) -Mejor Drama en los EMMY Student Awards 2002-, «Archipiélago» (2003) -Premios del Jurado, Mejor guión, Premio del Público Columbia University-, finalista para el Latino Filmmakers Showcase 04 de Sundance Channel, y «Ludoterapia» (2007), mejor corto en Europa Cinema 2007. Ha sido considerado como uno de los más interesantes cineastas en el formato corto, sobre todo con la serie «Conceptos Clave del Mundo Moderno», que pueden ser visionados libremente a través de Internet. «Mapa» supone el esperado salto al formato largo de un joven autor que siempre coquetea con la ficción y la realidad. A modo de un cuaderno de viaje físico y filmado, el autor nos hace partícipes de su propia experiencia personal en este su primer largometraje.
Esta película está enraizada en propuestas anteriores suyas que adoptaban el metraje de un corto. ¿Resultó difícil medir la distancia-metraje que abarca esta nueva crónica filmada?
Sí, «Mapa» nace de lo que he filmado con anterioridad. Una de las primeras dudas que albergué y que mantuve durante mucho tiempo, fue si ese discurso que había elaborado en mis cortometrajes, podría amoldarse a un formato mayor. Sabía que debía tener un tinte autobiográfico porque me lo exigía yo mismo y porque la mayoría de la gente aceptaba mucho más mis obras de tinte autobiográfico que cuando las pretendía disfrazar de ficción. Creo que la distancia de esta película es la apropiada porque abarca cada uno de los rincones emocionales y vitales que yo sentí durante su gestación. Es una crónica vivida y emocional que juega con la ficción y lo real.
¿Varió mucho el concepto del viaje mientras lo filmaba?
La historia de «Mapa» es tal y como se ve en la pantalla. Perdí mi trabajo en TVE, finalizó mi relación con una chica, me sentía vacío, me fui a la India con la cámara y completé el equipaje con una idea clara de filmar todo lo que me iba a encontrar.
¿La India como meta o como excusa?
Yo creo que es una ficción más, funciona como un personaje más. Yo no muestro esa India idealizada por muchas personas. No busco el sosiego espiritual porque la realidad que yo me encontré no inspiraba eso. La gente que visione «Mapas» puede encontrar un lugar diferente, cautivador, repleto de colores, aromas y contrates brutales. Es un paisaje repleto de secuencias que pueden llegar a exasperar. Filmé lo que vi, sin preocuparme lo que piensa el resto de la gente sobre ese país. Creo que es importante volver, como hizo Louis Malle. Igual la primera vez no ves aquello bien, hay demasiadas cosas que esperas encontrar. Yo concebí la India como una excusa, un pretexto para retornar a un punto de origen.
Detrás de la cámara se alberga esa sensación heredada por «La ventana indiscreta» de Hitchcock. Pero, ¿qué ocurre cuando el voyeur debe colocarse ante la cámara?
Se intuye una sensación de desnudez cuando te colocas ante tu propia cámara. Creo que quien mejor ha definido esa opción de enfrentarte al objetivo de la cámara es Chris Marker cuando dijo que «sería un error considerar un relato en primera persona como un ejercicio de vanidad o narcisismo». Para vencer esos miedos me obligaba a ver la película como un relato y a mí mismo como un personaje. Así también podía darme cuenta de si la película funcionaba o no. Yo creo que esta opción tiene algo de terapia porque permite verte con más perspectiva y te ayuda a dejar a un lado esos miedos que siempre puedes intuir.
Hitchcock y los clásicos. En «Mapa» topamos con referencias evidentes a otros autores.
En la película llamo la «Zona Hitchcock» cuando salgo a la calle y no sé qué hacer. La música, las sombras, todo se desarrolla como si quisiera guiar la película hacia otros espacios. La idea de crear crescendos musicales o la de utilizar las letras de canciones como parte del guión, que son un eco legado por el cine musical, son una declaración de principios. A lo largo del filme, invoco a Truffaut para que ilumine la película. Él solía decir que le gustaba hacer películas para que los espectadores salieran con ganas de hablar de la vida. Una de las máximas de Bergman consistía en decir que cuando entraba en una habitación sabía que había sólo un sitio ideal para colocar la cámara. Yo he pretendido subvertir la línea entre la realidad y la ficción utilizando resortes que ya están inventados, pero amoldándolos a mi propio estilo.
Mientras visionamos «Mapa» se intuyen también referencias a autores como José Luis Guerín y propuestas suyas como «En la ciudad de Sylvia» y en su complemento, «Unas fotos en la ciudad de Sylvia».
Es cierto. Guerín es un autor fundamental para entender un modelo de cine actual. Él es un referente a la hora de apostar por un estilo de cine moderno, rompedor, arriesgado y muy interesante. Coincido con él en muchos de sus conceptos e intenciones.
¿Qué ruta continuará León Sabiniani?
Ahora mismo no tengo la distancia suficiente para olvidarme de «Mapa». Eso requiere un poco de tiempo y perspectiva. Sería una gran noticia que la película encontrara su público en las salas comerciales y más allá de ellas. También tengo en mente dos proyectos que persisten en la frontera entre la ficción y la realidad. El del lado de la ficción contiene actores, el de la no ficción, personas reales. Eso sí, ninguno de los dos están concebidos como un diario. Después de «Mapa» tengo la sensación de que debo cambiar mi punto de vista, me toca pasar del «yo» al «tú».
«Perdí mi trabajo en TVE, finalizó mi relación con una chica, me sentía vacío y me fui a la India con la cámara y la idea de filmar todo lo que me iba a encontrar»
«Creo que la distancia de esta película es la apropiada porque abarca cada uno de los rincones emocionales que yo sentí durante su gestación»
«Yo he pretendido subvertir la línea entre la realidad y la ficción utilizando resortes que ya están inventados, pero amoldándolos a mi propio estilo.»
«La gente que visione `Mapas' puede encontrar un lugar diferente, cautivador, repleto de colores, aromas y contrastes brutales»
«`Mapa' es una película-diario. Los eventos que contiene son reales y se narran en primera persona. Nada es ficticio. Grabé situaciones de mi propia vida durante dos años y medio, según las vivía. Como si al grabarlas tratase de entenderlas mejor, como si quisiera ordenarlas. Pero en la vida las cosas suceden mucho más rápido que en el cine. Todo es más amorfo y caótico. Por eso, el reto en montaje fue encontrar una manera de transformar esta colección de imágenes personales en una película. Dicho reto es parte integral de la propuesta. O dicho de otra manera, `Mapa' se construye a sí misma ante el espectador, compartiendo dudas y miedos, pero también esperanzas y revelaciones. Muchas consideraciones que normalmente se dejan fuera en una película están aquí en primera línea. Así, poco a poco, todo se convierte en un juego con el público, una invitación a unirse en mi intento de hacer una película sobre un tipo que busca un nuevo `Mapa' para el amor: para la vida. En este largo proceso, determinadas técnicas de la ficción cinematográfica resultaron de utilidad. Pero esto no debe llevarnos al engaño: si hubiese alguna duda sobre la naturaleza de la película, por favor clasifíquese en el apartado `cine de la realidad'».
K. L.