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Sospechas de corrupción en el Partido Popular

Del Burgo también hizo de «correo» para el exconsejero Ayesa

Tras la publicación de un listado en el que aparece su nombre, Calixto Ayesa afirma que Jaime Ignacio del Burgo le pasaba un sobresueldo

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GARA | IRUÑEA

El exconsejero de Salud del Gobierno navarro y actual miembro de la Ejecutiva del PPN, Calixto Ayesa, afirmó ayer que él era el perceptor de las cantidades que figuran a nombre del exdiputado del PP Jaime Ignacio del Burgo en la supuesta contabilidad B del partido que publicó ayer el diario «El País».

Tras la publicación de los papeles del extesorero del PP Luis Bárcenas, Ayesa remitió un comunicado para explicar la aparición en los mismos de su nombre. Según lo publicado, durante los años 1991 y 1992 aparecen diversas cantidades, que totalizan 3.900.000 pesetas -23.439,7 euros- y que figuran a nombre de Jaime Ignacio del Burgo.

Ayesa asegura que en el año 1991, tras el pacto con UPN, la dirección estatal de su partido le instó a formar parte del Gobierno navarro como uno de los tres consejeros cuyo nombramiento había de hacerse a propuesta del PP.

Según el exconsejero, la aceptación de ese cargo le exigía cerrar su consulta profesional como dermatólogo, lo que significaba un «grave quebranto» para su economía familiar, máxime cuando hasta 1990 tuvo que hacer frente a un crédito electoral de la UCD por importe de 21 millones de pesetas.

Por esa razón, explica ahora Ayesa, la dirección del PP decidió darle «una compensación transitoria» hasta que pudiera adaptarse a la nueva situación. La percepción de dicha compensación «no suponía la menor infracción de la legislación de incompatibilidades de los miembros del Gobierno de Navarra vigente en ese momento», asegura el dirigente del PP.

«En consecuencia, fui yo el perceptor, y no Jaime Ignacio del Burgo, de las cantidades que en la supuesta contabilidad del Partido Popular figuran a su nombre y que él recogía, dada su presencia en Madrid, por encargo mío», concluye.

Cuando aparecieron las primeras informaciones sobre la contabilidad de Bárcenas, Del Burgo solo explicó que en junio de 2001 recibió 500.000 pesetas del PP en respuesta a una petición que él mismo hizo para ayudar a una concejala de Atarrabia de UPN que había sufrido un ataque de kale borroka.

Esta fue la explicación de Del Burgo: «Yo las recogí en metálico, se las traje y le pedí un recibo, porque era un dinero que yo tenía que justificar ante el partido. (...) Yo sólo sé de lo que sé. El apunte que aparece en relación conmigo es verdad, pero lo que no sé es la veracidad que tienen los demás apuntes que aparecen ahí». Se olvidó de mencionar el caso de Ayesa.

El PSOE pide que Rajoy dimita y el PP defiende su legitimidad

Un día después de que el presidente del Gobierno español compareciera ante la cúpula del PP para tratar sobre el escándalo que relaciona a su partido con supuestos pagos en dinero negro a dirigentes de la formación, incluido él mismo, y negara cualquier veracidad a los documentos publicados sobre el tema, el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, pidió a Mariano Rajoy que dimita, al considerar que no ha dado las explicaciones que se requerían sobre el «caso Bárcenas» y eso le ha convertido en «un lastre».

Rubalcaba dio a entender que el PSOE no se plantea presentar una moción de censura en el Congreso -donde el PP tiene mayoría absoluta- y no exigió la convocatoria de elecciones anticipadas, aunque dijo que son posibilidades que «están ahí». «Creemos que lo que procede es un cambio en la Presidencia», comentó. A juicio del líder del PSOE, el sábado Rajoy, en lugar de dar explicaciones, «atacó» y se limitó a «construir una operación contra él y contra España».

Poco después, el vicesecretario general de Estudios y Programas del PP, Esteban González Pons, replicó que Rajoy cuenta con la «legitimidad suficiente» para seguir gobernando y optó por el contraataque, instando al PSOE a mostrar su contabilidad interna. Censuró el «espíritu de revancha» de Rubalcaba, a quien acusó de intentar «aprovecharse» políticamente de la situación y esgrimió la mayoría absoluta de 186 escaños y casi 11 millones de votos, lo que representa, en su opinión, «legitimidad suficiente» para seguir gobernando. GARA

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