Copa África
Burkina Faso sigue sorprendiendo y Costa de Marfil vuelve a decepcionar
GARA | IRUÑEA
Burkina Faso va camino de dar la sorpresa y ya ha conseguido igualar su mejor participación -en 1988 fue cuarta siendo anfitriona- en el campeonato africano, aunque le tocó sufrir para llegar a semifinales. La otra cara de la moneda la puso Costa de Marfil, triunfadora en 1992 y eterna aspirante a repetir título en los últimos tiempos, que volvió a defraudar, pese a tener un equipo de campanillas.
Los marfileños, subcampeones en la última edición, volvieron a defraudar, al ser eliminados a manos de Nigeria, que se aprovechó de los errores de su rival. Pese a ser considerada una de las favoritas, la escuadra liderada por Drogba y con hombres de la calidad de Touré Yayá, Romaric o Gervinho en su once inicial, careció de la personalidad que se le presuponía y se marchó a casa antes de tiempo.
Fue al borde del descanso cuando los nigerianos se adelantaron mediante una falta botada por el delantero del Spartak Emmanuel Emenike, tras superar su tiro la barrera y pasar al lado del meta Barry. Ante tal panorama, Costa de Marfil salió con todo en la reanudación y empató con bastante celeridad (m.50) en una jugada ensayada que Tiote remató de cabeza en el segundo poste.
Elefantes adormecidos
Lejos de espolear a los elefantes, la igualada pareció adormecerlos, demasiado confiados en sus posibilidades técnicas. Hasta tal punto que Nigeria, que se medirá a Mali en semifinales, volvió a adelantarse cuando ya se pensaba en la prórroga por mediación de Mba, cuyo disparo acabó por noquear a Costa de Marfil, sin apenas tiempo para intentar, de manera desordenada, la igualada.
En el otro lado de la balanza, Burkina Faso siguió sorprendiendo a propios y extraños, dejando en la cuneta a la Togo de Adebayor. Jonathan Pitroipa, delantero del Rennes, se convirtió en un héroe para su país al anotar el gol que le dio la clasificación en el último minuto de la primera parte de la prórroga.
El choque estuvo determinado por el mal estado del césped, las numerosas interrupciones, el escaso ritmo y la ordenada defensa de Burkina Faso, que no permitió ni una sola alegría togolesa.