El acierto de Carlos Vela y Chory Castro permitió a la Real aprovechar la hora de superioridad con la que le obsequió José Antonio Teixeira Vitienes y obtener una victoria que convierte Europa ahora en el único objetivo de la temporada. Porque solo cabe mirar arriba con 33 puntos a falta de 16 partidos -bastan cuatro victorias para la permanencia-, a tres de los puestos de Champions -dos si no se contara al Málaga- y trece sobre el descenso. Toca aprovechar una racha en la que todo acompaña.

Hasta los arbitrajes, porque la expulsión de Javi Márquez fue más injusta que rigurosa y el colegiado cántabro no tuvo el mismo criterio para expulsar después a José Ángel en una acción similar. Esas dos decisiones condicionaron totalmente el partido porque el Mallorca se empleó de una manera muy diferente con once y con diez.

Así la Real jugó en superioridad numérica por sexto encuentro consecutivo y, sin llegar a jugar bien ante esa ventaja, sí la aprovechó gracias a la calidad de sus jugadores, a los que les bastó con crear dos oportunidades para sentenciarlo. En la primera se asociaron Griezmann y Vela y en la segunda Pardo y el mexicano y con esas dos jugadas quedó vista para sentencia una victoria tranquila que se redondeó con el tercero de Ifrán, que no refleja lo que fue el partido porque a los blanquiazules les costó lograr la victoria.

Mejor contra once

De hecho, la Real jugó mejor contra once que contra diez en una primera media hora en la que movió el balón con criterio y realizó hasta seis remates a la portería de Calatayud, aunque solo uno de Vela con peligro. Caparrós había planteado el partido de una manera valiente y eso beneficiaba a los blanquiazules, que encontraban espacios para combinar y llegar al área balear.

El partido cambió al quedarse el Mallorca con diez por la expulsión de Javi Márquez. Fue injusta porque el balón golpeó en su mano de rebote, sin intencionalidad. Caparrós se vio forzado a cambiar su planteamiento inicial y pasó a jugar con un 4-4-1 con dos líneas de cuatro muy juntas. Eso cerró los espacios y creó más problemas a los blanquiazules para combinar.

La Real se encontró con otra situación de superioridad y el tipo de planteamientos defensivos que se le atragantan y le costó encontrar soluciones porque nunca es fácil atacar a un equipo que coloca a ocho jugadores de manera tan agrupada y porque no tiene delanteros para rematar los constantes centros laterales que se buscan desde las bandas, que es donde se refleja la superioridad numérica.

Por eso en los últimos 17 minutos del primer tiempo apenas se pudo contabilizar un cabezazo de Griezmann ante uno de esos centros laterales y tres saques de esquina que, como los dos primeros, la Real no fue capaz de rematar.

Lo más reseñable desde la expulsión de Javi Márquez hasta el descanso fueron dos manos de José Ángel similares a la castigada con expulsión por el árbitro. En la primera sí aplicó el mismo criterio y señaló la mano y la tarjeta, pero no sancionó la segunda en una decisión que motivó las protestas razonables de los baleares porque no aplicó el mismo criterio equivocado de amonestar esas manos.

Alguien tendrá que decir a los árbitros que no se pueden castigar todas las manos con tarjetas, cuando la mayoría son involuntarias. No puede ser que Real y Mallorca pudieran jugar con diez toda la segunda parte por esas acciones. Al final ese criterio que se ha impuesto va contra el fútbol, pero mal hará Javi Márquez en culpar solo al árbitro sin tener presente que su primera tarjeta fue un error suyo, al cortar con una falta que sí merecía la amarilla una jugada en banda que no implicaba tanto peligro. Y para un medio centro jugar con tarjeta desde el minuto 25 es un gran riesgo.

Un gol oportuno

Tampoco sancionó José Antonio Teixeira Vitienes unas manos de Nunes dentro del área en un inicio del segundo tiempo que seguía el guión del final del primero hasta que el Mallorca cometió un error. Salió por una vez de su cueva para iniciar una presión que superó bien la Real para conseguir a la contra abrir el marcador en una buena combinación entre Griezmann y Vela, cuyo remate despejó Calatayud. Chory Castro llegó libre para marcar con la derecha.

El gol permitió a la Real jugar con más tranquilidad y menos ansiedad, pero no fue capaz de crear una ocasión de peligro hasta la sentencia de Vela ante un Mallorca que seguía jugando igual que con el empate.

Los de Caparrós quisieron seguir así en el partido y tuvieron la opción de empatar en una jugada a balón parado rematada por Nunes a las manos de Bravo. Seguidamente llegó el gol de Vela y ahí acabó todo porque el equipo balear se vino abajo y Montanier quiso aprovecharlo para retirar a los dos goleadores y dar minutos a Agirretxe e Ifrán para que pudieran marcar.

El usurbildarra no aprovechó su oportunidad, pero sí asistió al uruguayo para que marcara el segundo gol y cerrara una victoria que deja a la Real en la tesitura de aprovechar una coyuntura favorable. Pocas veces se va a encontrar en la jornada 22 a tres puntos del cuarto puesto, a dos de la Champions, y estas situaciones hay que intentar aprovecharlas cuando llegan.