Demasiado grande para caer (II)
El pasado viernes, ante las últimas revelaciones del «caso Bárcenas» y el tumulto provocado en el seno del PP, este editorial mostraba sus dudas de que la crisis vaya a terminar explotando en sus justos términos por una sencilla razón: lo que colapsa no es una persona concreta, ni una práctica determinada, ni siquiera un partido entero, sino todo un modelo que une y revuelve política y negocios, lo público y lo privado. Ese editorial llevaba por título ``Demasiado grande para caer''. Hoy se puede predicar otro tanto de la situación creada en Nafarroa por el escándalo de la CAN, que ayer dio un salto cualitativo con la decisión de la jueza de Iruñea de emprender una investigación a fondo tras dejar clara su impresión inicial de la posible existencia de varios delitos.
Resulta curioso, y a la vez significativo, que la investigación envuelva a las máximas referencias de los sectores hasta hoy enfrentados en UPN: Yolanda Barcina -aunque técnicamente no se le podrá investigar en Iruñea, sino en el Supremo por su aforamiento- y Miguel Sanz. Pero esta decisión judicial interpela directamente también al PP, que respalda parlamentariamente al Gobierno de Barcina, y aun más al PSOE, a cuyo líder, Roberto Jiménez, cabe preguntar hoy si sigue sosteniendo, como hace unos meses, que no le consta que en Caja Navarra haya ocurrido algo extraño.
Vista la gravedad de los hechos y las repercusiones que deberían tener, también en Nafarroa se puede prever que todos ellos adoptarán la misma huida hacia adelante por la que ha optado el PP ante el «caso Bárcenas». Y más aún cuando el caso de Caja Navarra no afecta solo a partidos, sino a toda una élite político-económica que ha usado Nafarroa como su cortijo y que quedaba resumida en la foto del viaje de lujo a París. Saben que en este sumario no solo se la juegan algunas personas, sino un sistema entero incapaz de regenerarse a sí mismo y que solo podrá ser derrumbado desde fuera con una alternativa radicalmente nueva.