DOPAJE-OPERACIÓN PUERTO
Las condiciones del laboratorio de Fuentes
GARA | MADRID
Los testigos de la Guardia Civil que declararon ayer en el juicio de la Operación Puerto subrayaron la falta de garantías sanitarias con la que se conservaban las bolsas de sangre, halladas en una nevera de uso común «como las que uno se lleva a la playa para conservar frías las bebidas»; la ausencia de fichas o historiales clínicos y el «desorden» de la documentación.
Así describió el teniente que instruyó el atestado de la investigación lo que encontraron en los registros practicados en los locales del principal acusado Eufemiano Fuentes. Dijeron que para alguien ajeno a la trama de dopaje era imposible identificar a quién pertenecía la sangre de las muestras, porque no existía un registro con los nombres y apellidos de los donantes; que la documentación intervenida en los registros estaba «mezclada y completamente desordenada» y que no había fichas ni historiales médicos.
Durante la sesión de ayer, las acusaciones y las defensas preguntaron por los deportistas tratados por Fuentes, especialmente por aquellos ajenos al ciclismo, pero sin éxito. A preguntas del abogado que acusa en nombre del Comité Olímpico Italiano (CONI), el instructor de la investigación dijo que esa cuestión «no es competencia de la policía judicial» y que su único interés era determinar «si existía un grupo criminal que realizaba prácticas no terapéuticas con humanos».
Los abogados siguen buscando fuera del pelotón, aunque por diferentes motivos. El del exdirector deportivo Manolo Saiz llegó a preguntar al testigo si hizo «un cribado de deportistas» con el entonces secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky. «¿Me está acusando usted de algo?», respondió éste.