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Karlos Arranz | alcalde de Bildu en Urduña

La Diputación de Bizkaia propone aumentar el endeudamiento

De no buscar medidas excepcionales con los municipios en apuros, las diferencias serán cada vez más insalvables. Esto no quita que cada municipio sea responsable de su destino, pero la respuesta no puede ser «sálvese quien pueda»

Se cierra un ciclo, comienza un nuevo año y el ejercicio se presenta complicado en cuanto a cuadrar presupuestos se refiere. Una vez más afrontamos un nuevo año sin poder aprobar el presupuesto municipal, pese a contar con mayoría absoluta y sin poder cumplir el deseo de elaborar unos presupuestos participativos. Desde ayuntamientos como el de Urduña, que con el presupuesto de ingresos no llegamos ni a cubrir los gastos corrientes, miramos hacia la Diputación de Bizkaia con preocupación.

Y ayer se confirmaron los malos augurios. Evidenciando una falta de respeto absoluto incluso en las formas, ya que lo hizo de forma pública, sin previa notificación a este Ayuntamiento, el diputado de Presidencia, Unai Rementeria, anunció el rechazo a la propuesta incluida en nuestro Plan Económico Financiero para que la institución foral comprara el 49% de las acciones de la sociedad pública municipal Urduñederra. Es una propuesta alternativa frente a la cual la Diputación solo propone aumentar el límite de endeudamiento, lo que supone cavar un pozo sin fondo.

La estructura del sector público orduñés la conforman el Ayuntamiento y dos sociedades públicas municipales, Arkupea (residencia y centro de día municipal) y Urduñederra (sociedad municipal de rehabilitación urbanística y promoción económica). Tras acceder a la alcaldía, nos encontramos con que gastábamos más para funcionar y recaudábamos menos que la media, lo que hemos corregido conteniendo el gasto, subiendo los impuestos directos y amortizando varios puestos de trabajo. Con estas duras decisiones hemos logrado un ajuste cercano al millón de euros, pero no es suficiente.

El problema de Urduña está en el nivel de endeudamiento y en su carga financiera. Tenemos un gasto corriente superior al medio millón de euros, destinado al pago de la deuda pública, que asciende a 5,6 millones de euros repartidos entre el Ayuntamiento y Urduñederra.

Una de las competencias sobre los municipios de la Diputación de Bizkaia es precisamente la tutela financiera, herramienta de control para evitar el endeudamiento excesivo de los municipios. Y resulta que el grueso de la deuda orduñesa son operaciones a largo plazo, en las que era indispensable el visto bueno de la Diputación. Conocedora de esta situación, esta permitió a los dirigentes locales anteriores, de su partido, hipotecar el futuro de nuestro pueblo y atar las manos a las sucesivas corporaciones.

A esto hay que sumar la situación de crisis que padecemos, lo que conlleva una reducción de ingresos. Udalkutxa, principal vía de financiación de los ayuntamientos, es una transferencia corriente que se hace desde Diputación, resultado de una fórmula compuesta por un fijo y diferentes variables (número de habitantes, presión fiscal, dispersión, paro...). Lo destinado a financiar Udalkutxa se aprueba en los presupuestos forales, para lo que se hace una previsión de la recaudación global de Bizkaia.

En caso de recaudar menos de lo previsto, los ayuntamientos deben devolver la diferencia en ejercicios posteriores. Esta devolución no es opcional, sencillamente el próximo año no te lo ingresan y punto. Así viene sucediendo desde 2009. Urduña debe devolver en lo que corresponde a 2012 un total de 94.200 euros por la mala previsión que en su día hizo la Diputación.

Para los municipios en aprietos económicos, la Diputación plantea como solución el Decreto Foral 111/2012, que propone el endeudamiento a largo plazo para hacer frente a los impagados. Está claro que hicieron un copia y pega del decreto español que permite elevar el techo de endeudamiento para hacer frente al día a día. Pero solo es aplicable a municipios con un problema de liquidez puntual. Y lo que Urduña tiene es un problema estructural de endeudamiento a largo plazo, por lo que esta propuesta no hace más que agravar la situación.

Además, algunas de las condiciones que contiene la Orden Foral que lo desarrolla no son realizables. Por ejemplo, exige un plan de ajuste de gastos e ingresos corrientes para los próximos diez años, nada menos. Por contra, ellos no hacen sus propios deberes. En aquel momento, a mediados de 2012, la Diputación foral de Bizkaia no fue capaz ni siquiera de prever la consignación de Udalkutxa para 2013. Vamos, ¡seamos serios!

A la vez que nos ofrecían este remedio, Eudel, como representante de los ayuntamientos, recomendaba contener el gasto porque seguramente habría que devolver parte de Udalkutxa. Vaticinó una reducción superior al 6% sobre la asignación de 2012, lo que acabó confirmándose.

En Urduña, donde Udalkutxa supone mas del 50% del ingreso corriente, esto se traduce en una reducción del 180.000 euros, a los que hay que añadir los 94.000 a devolver de 2012, un total de 274.000 menos para un presupuesto municipal inferior a cinco millones. Y a eso se le suma un incremento del gasto de unos 90.000 euros por el aumento del IVA impuesto por Madrid.

Esto convierte la actividad municipal en una de esas pesadillas en las que por mucho que corras, no llegas a ninguna parte. Todos los esfuerzos se ven frustrados por medidas presupuestarias supramunicipales. Esta forma de actuar por parte de la Diputación es insolidaria, ya que de no buscar medidas excepcionales con los municipios en apuros, las diferencias serán cada vez más insalvables. Esto no quita que cada municipio sea responsable de su destino, pero la respuesta no puede ser «sálvese quien pueda», ya que la trayectoria del conjunto de Bizkaia se verá afectada. En definitiva, estas diferencias mermarán las oportunidades de algunos municipios para desarrollarse. Entre ellos, Urduña.

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