El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, se encontró ayer en el punto de mira del poder judicial, que la víspera ordenó la detención e ingreso en la prisión de Evin del ex fiscal general de Teherán Said Mortazavi, próximo al mandatario, en un nuevo episodio de la guerra abierta entre el campo presidencial y los ultraconservadores religiosos que dominan el régimen.

Mortazavi fue suspendido de su cargo en 2010 por su presunta vinculación con la tortura y muerte de tres manifestantes cuando estaban bajo custodia en la prisión de Kahrizak tras las protestas por el resultado de los comicios presidenciales de 2009.

Ahmadineyad responsabilizó del arresto al presidente del Parlamento, Ali Lariyani, y recordó que el poder judicial «pertenece al pueblo y no es una sociedad especial familiar».