En su comparecencia del martes en el Parlamento, Yolanda Barcina, además de tratar de eludir su responsabilidad en el desguace de la CAN, realizó una proclama de su actitud de sumisión política a las directrices de Madrid de las que marcan época.

En un discurso más propio de la delegada del Gobierno español en Iruñea que de una presidenta del Gobierno navarro, Barcina destacó que únicamente acatará las normas emanadas del Parlamento navarro cuando no entren en colisión con las elaboradas por la Cortes Generales españolas.

Barcina reinventó la figura del pase foral, garantía secular del autogobierno navarro y de los demás herrialdes de Hego Euskal Herria y que consistía en no cumplir las normas llegadas de Madrid si se consideraban injustas o contrarias a la legalidad propia. Se acataba, pero no se cumplía.

A Barcina se le ha llenado más de una vez la boca diciendo que no tolerará ataques al autogobierno navarro y ha llegado a declararse dispuesta a liderar una nueva gamazada. Pero a la hora de la verdad, nada de nada. El martes no se le ocurrió nada mejor que decir que el Parlamento navarro hace leyes contrarias a lo establecido por el Estado español y lo atribuyó a que está dominado por nacionalistas vascos que tienen como programa máximo la independencia de Euskal Herria.

Por ello, Barcina se declara partidaria de la defensa del autogobierno navarro pero tras hacer un análisis sobre si las normas propias no van en contra de las aprobadas en Madrid. El análisis lo hace ella en casa, sin esperar el recurso al Constitucional, y llega a la conclusión de que plegarse a Madrid «no supone ser menos navarro o defender menos el autogobierno». Incluso llegó a acusar al portavoz de Bildu de querer que el Gobierno navarro actúe en base de lo que decida el Parlamento navarro. ¡Malditos nacionalistas vascos!

Altiva ante el Parlamento navarro pese a su minoría política, genuflexa ante las órdenes marcadas por Madrid (especialmente si las fija el PP). Esta es la nueva lectura que Barcina hace del pase foral. El mundo al revés.