Alguna vez debía romperse el mal fario del Gran Canaria, que lo tenía anclado al cruce de cuartos copero. Pero tuvo que ser ayer, en un Zurbano convertido en «La Roca», capitaneado por un Xavi Rey estelar y ante un Bilbao Basket muy menor.

No empezó bien el partido. Salvo un 3-5 para empezar logrado por Mumbrú y Vasileiadis, que pasó rápidamente a un 10-5 adverso. Así, aunque con ventajas siempre cortas, Gran Canaria le mostró la matrícula a unos hombres de negro incómodos. Raül López fue el base elegido por Katsikaris para el quinteto titular y, pese a la experiencia del de Vic, se le vio nervioso, superado por Bellas.

De hecho, el bloqueo directo central para el base lo empezó a aprovechar muy bien el Gran Canaria, con tiros certeros de Bellas, continuaciones para un duro Xavi Rey o los triples de Newley. Mientras, Bilbao Basket contestaba con las jugadas de Mumbrú al poste bajo y metiendo mayor capacidad de contención con la entrada en cancha de Rakovic, Zisis y Grimau. Sosteniendo el tirón grancanario, Bilbao Basket solo caía 21-19 al final del primer cuarto.

Un mate de Xavi Rey en la cara de Rakovic inauguró el segundo parcial y después de una serie de fallos producto de los nervios de ambos equipos, el mismo pívot catalán culminó un alley oop sobre Hamilton. Mientras, en la grada, el «derbi vasco» estaba servido, con los baskonistas entregados, sobre todo cuando un triple de Beirán suponía un parcial de 7-0 para los de Pedro Martínez, obligando a Fotis Katsikaris a pedir tiempo muerto con 28-19 reflejando el luminoso.

El juego bilbaino era espeso. Los «pío pío» invitaban a lanzar desde lejos a los hombres de negro para cerrar su rebote -según dicta la teoría de la manta corta- y el ataque de los de Katsikaris no podía ante esa estrategia. Después de tres minutos, Mumbrú inauguraba el marcador de Bilbao Basket con un tiro libre. La primera canasta en juego la metería Hamilton, tras pelear por un rebote de ataque, seguido de un mate: 30-24.

Esas dos acciones animaron a los hombres de negro a apretar su defensa. Esta vez, después de un robo de Hervelle y un segundo mate de Hamilton que elevaba el 30-26, era Pedro Martínez quien pedía tiempo muerto.

Irregularidad

Parecía que Bilbao Basket al fin le tomaba el pulso al duelo, toda vez que Hamilton, pese a sus dos faltas, se hacía valer y Mumbrú y Vasileiadis sumaban sus puntos. Pero eso no tapaba que no se metía un triple, y que los bases, simplemente, no estaban.

El resultado, con todo, no era malo al descanso: 38-34. Pero para saber a qué atenerse, había que tomar el toro por los cuernos, o lo que es lo mismo, ponerse en cabeza. Vasileiadis volvió a meter el primer triple que intentó y Fran Pilepic, en el primer balón que tocó, clavó otro tiro de tres. Aun así, no conseguía ponerse por delante y el Gran Canaria parecía sentirse cada vez más a gusto sobre el parqué, con un Xavi Rey estelar, a pesar de sus tres faltas. Un triple de Scheyer sobre la bocina de posesión encendía todas las alarmas: 51-42.

Zurbano llegó a parecerse al Centro Insular de Deportes cuando la renta grancanaria llegó a la decena. Con todo, Bilbao Basket seguía dentro del partido después de tres tiros libres de Raül López: 55-49 al final del tercer período.

A merced de Gran Canaria

Podía llegarle la ansiedad al Gran Canaria, ya que jamás había ganado un partido copero. Podía ser un buen momento para que los veteranos hombres de negro sacaran a relucir sus curtidas pieles. Pero no.

No, porque a Xavi Rey no había forma de pararlo, y cuando Katsikaris sentó Hervelle para darle entrada a Moerman, Spencer Nelson aprovechó el regalo castigando al ala-pívot galo. La renta de los de Pedro Martínez se estabilizaba en la decena de puntos y la desesperación cundía entre los vizcainos. Una falta en ataque de Mumbrú sobre Beirán -celebrada con algarabía por la grada rival... y la local- y un airball de Hamilton en un tiro de tres así lo atestiguaban. Como corolario, Scheyer le daba el golpe de gracia al partido con un acrobático «dos más uno». La decepción bilbaina estuvo a la altura de la alegría canaria.