Las FARC piden el reconocimiento político de los campesinos
Las FARC culminan hoy la actual ronda de conversaciones con los negociadores del Gobierno colombiano con una nueva batería de propuestas en materia agraria que incluyen el reconocimiento político de los campesinos y la capacidad de autogobierno de los territorios campesinos. La guerrilla, además, cierra este ciclo haciendo un llamamiento a denunciar las condiciones «infrahumanas» en las que están los presos, tanto políticos como sociales.GARA |
El jefe negociador de las FARC, Iván Márquez, presentó ayer un nuevo documento con diez propuestas «mínimas para el reconocimiento político del campesinado y todos sus derechos».
El paquete incluye la necesidad de «constitucionalización de la figura del territorio campesino» como una de las formas de «organización territorial» del Estado en iguales términos que para las comunidades indígenas y afrodescendientes.
Propone también que los territorios campesinos tengan «autonomía política, administrativa, económica, social, ambiental y cultural». La autonomía, precisa, «se comprende en términos de capacidad de autogobierno, autogestión y autodeterminación enmarcada dentro del ordenamiento constitucional que resulte del nuevo contrato social pactado en la Asamblea Constituyente».
Junto al tema agrario, la guerrilla quiso llamar la atención de los medios de comunicación sobre la grave situación de los presos en Colombia y reiterar «la necesidad imperiosa» de que Simón Trinidad, preso en EEUU, participe en la mesa de conversaciones de La Habana, que, tras la reunión de hoy, hará un receso hasta el día 18.
«SOS» sobre los presos
El delegado de las FARC Jesús Santrich, con una gorra con el nombre de Trinidad, denunció las condiciones «inhumanas» en las que está encarcelado. «Cada vez que acude a una audiencia, va encadenado de pies, manos y cintura, y lleva adheridos a su cuerpo cables de alto voltaje. Al menor movimiento que se considere brusco, aunque sea una caída accidental, sufre una descarga eléctrica», explicó.
Sobre el panorama carcelario en Colombia, remarcó que las prisiones se han convertido en meros «basureros humanos».
Incidió en los altos niveles de hacinamiento en las cárceles que, «en algunos casos, superan el 400%». «Quienes llegan heridos no son atendidos, porque en las cárceles, simplemente, no hay un sistema de salud. Además, hay una actitud dirigida a generar situaciones de maltrato, de tortura y a que las heridas de nuestros prisioneros se infecten y, por tanto, tengan que ser amputadas. Una gran cantidad de los prisioneros de guerra han sido sometidos a amputaciones, torturas y vejaciones que van en contra de la dignidad humana», relató. Santrich exigió al Gobierno que «preste asistencia urgente a centenares de prisioneros en situaciones de salud extrema y que corren un riesgo inminente de morir».
Le emplazó a permitir una auditoría pública de «esta situación inhumana y extrema».
Esta fue ya una de las exigencias de la guerrilla en el marco de la entrega de los últimos uniformados que tenía en su poder. Pero en aquella ocasión, Bogotá rechazó la visita a las prisiones de una comisión internacional.
El ministro de Defensa colombiano, Juan Carlos Pinzón, activó ayer en Cali el Comando Aéreo Número 7, cuyo principal cometido será coordinar los ataques aéreos contra las FARC. El viernes, la guerrilla confimó la muerte de seis guerrilleros, entre ellos Jacobo Arango, a quien Defensa situaba en la dirección de las FARC, en un bombardeo el 31 de enero.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, confirmó ayer que el seísmo de 6,4 grados en la escala de Ritcher registrado en el suroeste del país y en la frontera con Ecuador no causó víctimas mortales y que los daños materiales fueron «muy marginales». Según un primer balance de Ingeominas, «124 viviendas resultaron dañadas, así como un centro de salud, tres centros educativos y una vivienda quedó destruida».
La Red Sismológica Nacional informó que el terremoto tuvo una magnitud de 6,4 y una profundidad de 188 kilómetros, y descartó cualquier amenaza de tsunami. Inicialmente había sido calculado por el USGS con una magnitud de 7,0. Un temblor de esta magnitud puede provocar graves daños en zonas densamente pobladas, pero la profundidad a la que se registró minimiza los efectos. Y en la zona en donde se localizó el epicentro no hay grandes operaciones de minería ni petróleo. Pese a ello, las autoridades evacuaron algunos edificios en Bogotá por precaución.
En Quito el seísmo se sintió con relativa fuerza y llamó la atención de varios ciudadanos porque fue «particularmente largo», de varios segundos. Fue sentido, sobre todo, en los pisos altos de edificios de la ciudad, según varias personas que usaron las redes sociales para reportar el suceso. GARA