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NARRATIVA

El amor a la sabiduría

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Iñaki URDANIBIA

Ateniéndonos a los orígenes de la propia palabra que etimológicamente quiere decir, en griego, amor a la sabiduría, esta actividad nace en Grecia en el siglo VI antes de nuestra era como un intento por explicar la naturaleza y el fundamento que la organiza o que la constituye básicamente; al tiempo que esta explicación que se buscaba y a la par se trataba de alcanzar la felicidad o el camino para llegar a ella, lo que daba lugar a ciertas escuelas con tonalidades éticas.

Ahora acaba de publicarse en dicha onda el libro que traigo a estas páginas, cuyo autor es el profesor británico Nigel Warburton, que no es la primera vez que se lanza al terreno de la divulgación y con sobrado éxito por cierto. El libro es de gran interés para quienes no estén puestos en este terreno; resulta una grata y asequible manera de acercarse a la materia de manera cronológica, y el autor tiene el mérito de poner claridad en aspectos que, de entrada, revisten ardua complejidad y parecen inalcanzables para gente no ducha en este terreno de la reflexión. El repaso histórico, desde los «fundadores» Sócrates y Platón hasta el animalista Peter Singer, es limitado, como no podía ser de otro modo por el propio carácter de la obra, sin embargo la selección de autores está elaborada con bastante equilibrio haciendo que aparezcan los fundamentales (Aristóteles, Pirrón, Epicuro, Epicteto, Cicerón, Séneca, Agustín, Boecio, Anselmo y Aquino, Maquiavelo, Hobbes, Descartes, Pascal, Spinoza, Locke y Reid, Berkeley y Locke, Leibniz, Hume, Rousseau, Ksnt, Bentham, Hegel, Schpenhauer, Mill, Darwin, Kierkegaard, Marx, James, Nietzsche, Freud, Russell, Ayer, Sarte y Beauvoir, Camus, Wittgenstein, Arendt, Popper y Jun, Foot y Thomson, Rawls, Turing y Searle, además de los ya nombrados), si bien en lo referente a los tiempos más recientes, como suele suceder con los filósofos anglosajones, destacan a los suyos frente a los continentales a quienes ignoran o prestan menos atención (¿dónde quedan Husserl, Heidegger, Bergson, Habremas, Deleuze, Foucault...?), al mismo tiempo se van presentando a los distintos pensadores, a veces con referencias a sus rarezas o singularidades (herencia del modo de hacer del iniciador de la disciplina en su terreno histórico, Diógenes Laercio), y van asomando, al subrayar el centro de gravedad de cada uno de los pensadores visitados, las distintas temáticas y ramas del árbol general de la filosofía y ahí es en donde se ha de sumar otra de las virtualidades de la obra que no es otra que su rigor.

Por la senda kantiana de que el mayor número posible piense lo más posibles, avanza este libro de indudable interés para quien quiera acercarse a esa actividad que alguien definiese como muestra de la neurosis del género humano (Kolakowski) en el que se entreveran los pensamientos de los célebres filósofos con cuestiones que hoy siguen preocupando a los humanos -reafirmando lo afirmado por Witehead sobre la filosofía como Platón y notas a pie de página- todo ello ligado con un fino y certero humor.

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