La «renovación» del PSE se cierra al cambio
La renovación del PSE, el «partido nuevo para un tiempo nuevo» que hace dos meses proponía su líder, Patxi López, para evitar que la ciudadanía pensase que es un partido «anticuado y amurallado», deberá esperar. Los delegados asistentes al VII Congreso, clausurado ayer, dieron la espalda a cualquier cambio y eligieron la continuidad reflejada en sus órganos directivos, que conservan, aun con un apoyo significativamente mermado, nombres como los de Rodolfo Ares, José Antonio Pastor o Txarli Prieto.
El Congreso se resolvió, por tanto, en coherencia con el discurso autocomplaciente de Patxi López, rayano con lo humorístico cuando afirmó que su Gobierno ha sido «el mejor de la historia de Euskadi», percepción no compartida por el conjunto de los ciudadanos y ciudadanas de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, incluido un tercio de su propio electorado que dio la espalda a ese Gobierno que no pudo agotar la legislatura. Aprobó resoluciones como la relativa al crecimiento económico y creación de empleo, que quedan a cargo de los mismos que cuando el partido tuvo responsabilidades de gobierno se limitaron a seguir a pies juntillas las consignas de Madrid, todas ellas en la misma dirección de las medidas restrictivas que el actual Gobierno español viene implementando. Y rechazó la propuesta de la agrupación de Irun de no entorpecer una eventual consulta soberanista, que no solo no contradecía la apuesta federalista de la dirección -es decir, la opción política del partido-, sino que se trata de un presupuesto democrático que pone en igualdad de condiciones todas las opciones existentes.
La presencia del secretario general del PSOE en la clausura del Congreso resumía bien las conclusiones de un partido que acudía dispuesto a abordar su renovación y dejaba su futuro en manos de quienes lo han llevado a ser percibido como ese partido anticuado y amurallado. Alfredo Pérez Rubalcaba es quien mejor representa a ese partido (PSOE, PSE) que desde la llamada transición hasta nuestros días tanto ha dejado que desear en las mismas materias sobre las que versan las resoluciones aprobadas ayer.