Gloria LATASA Expresa
Pobres, tristes excusas
Sorprendentes las declaraciones de Joseba Egibar sobre la dispersión. Siento de verdad que, tras desvelar que fueron los propios presos quienes solicitaron al PNV su «desconcentración», haya sido tan parco en explicaciones. Ya metidos en revelaciones, debería contarnos si ante la diligencia mostrada en dar respuesta a tal petición, presos y presas le enviaron agradecimientos, felicitaciones o un jamón en navidad.
A la que suscribe la desconcentraron a Canarias. Pero aclara Egibar que lo que su partido pidió fue que nos separaran, no que nos alejaran. Desconcentrados pero equidistantes. O así. Imagínense el pasmo que tuvo que sufrir el PNV cuando vio que la mayoría de los presos y presas vascos quedaban varios cientos de kilómetros más lejos de lo que ya estaban, y mucho más cerca de África -cuando no en África misma- que de Euskal Herria. Bueno, pues en ese pasmo ha pasado los 25 últimos años. Los que al partido jeltzale se le han pasado por alto las que de verdad han sido las peticiones, no solo de las presas y presos, sino de la mayoría social y sindical vasca: repatriación, fin de la dispersión, fin de las medidas de excepción, fin de la vulneración de derechos. En los que, por lo visto, también se le ha pasado por alto su responsabilidad en el dolor perseguido y alcanzado por la política penitenciaria, en su coste en vidas, en la crueldad extrema de la situación en las cárceles. En la salud de nuestros familiares, perdida en viajes y tensiones, para los que ni ahora ni antes ha habido treguas; en su sufrimiento, al que continuamente ha vuelto la espalda, para negarlo más fácilmente, para ignorarlo mejor. Demasiado tiempo, demasiada responsabilidad. Demasiado dolor para tan pobres, tan tristes excusas, Sr. Egibar.