El arte vasco muestra sus credenciales en ARCO 2013
Austeridad es la palabra de moda. El vocablo en cuestión estuvo en boca de todos los profesionales del sector durante la primera jornada de ARCO 2013, reservada sólo a profesionales ya que su apertura al público tendrá lugar a partir de mañana viernes.
Jaime IGLESIAS | MADRID
Atrás quedaron los años de bonanza. La crisis y, sobre todo, el impacto de la subida del IVA al 21% han dejado tocado a un sector incapaz de despejar las incógnitas que se ciernen sobre su futuro inmediato. Algunas pistas, sin embargo, hay. Entre ellas la centralización del negocio galerístico: «Antes éramos siete las galerías vascas que veníamos a ARCO, el año pasado fuimos cuatro y ahora tan sólo somos dos -se lamenta Juan Ignacio García Velilla de la Galería Altxerri de Donostia- Es curioso que mientras Internet y las nuevas tecnologías imponen la idea de que vivimos en una aldea global, en el negocio del arte el hecho físico resulta cada vez más determinante. Hoy en día si no estás en Madrid no eres nadie, ni siquiera en Barcelona: muchos galeristas de allí han cerrado sus establecimientos y se han venido también aquí».
«En Bilbo no hay mercado -comenta por su parte Pedro Carreras, de la Carreras Múgica, la otra galería vasca presente en la feria-. Desde este punto de vista comprendo perfectamente la decisión de Moisés Pérez de Albéniz de cerrar su galería en Pamplona y venirse a Madrid». El aludido confiesa que ese traslado, que se consumó el año pasado, «no responde tanto a la crisis como al deseo de que nuestros artistas tengan una repercusión mayor. En este sentido en Iruñea cumplimos un ciclo, ahora se trata de cambiar de espacio pero conservando las características de nuestro proyecto».
Cuestión de números
Ese sentimiento compartido de que en Madrid hay que estar sí o sí, es el que justifica la presencia de todos estos galeristas en ARCO 2013: «En Donosti igual con un poco de suerte se dejan caer por la galería cuatrocientas personas al mes mientras que aquí te visitan doscientas mil en un solo fin de semana», dice el responsable de Altxerri. «Además -añade- quienes vienen aquí son personas familiarizadas con el arte con lo que te ahorras hacer pedagogía y resulta mucho más fácil y satisfactoria la interlocución». García Velilla confiesa que su negocio está sometido a una inercia que Donostia «ha perdido tras el cierre del Chillida-Leku, en Bilbo aún tienen la ventaja del Guggenheim».
«A nosotros lo que nos salva es ser una galería de vocación internacional -señala Pedro Carreras-. Por eso estamos presentes en las ferias más importantes como la de Sao Paulo, el MACO de México o aquí en ARCO. Nuestros artistas tienen una proyección destacadísima y no podemos limitarla al ámbito de Euskadi. En pocos sitios como en Euskal Herria existe una generación de artistas con tanto talento y eso no lo digo yo, sino que es algo en lo que coinciden los directores de los museos más importantes del mundo». Puestos a destacar nombres, el responsable de Carreras Múgica menciona, entre otros, a Jon Mikel Euba, Sergio Prego, Juan Pérez Agirregoika o Xabier Salaberría.
Por su parte Moisés Pérez de Albéniz nos acompaña por el stand que su galería ha dispuesto en ARCO 2013 valorando el eclecticismo de las propuestas que en él tienen cabida: «Este año hemos traído un vídeo performance de Itziar Okariz que ya fue exhibido en el Museo Picasso de Barcelona; también tenemos seis fotografías de Ana Laura Aláez donde la artista continúa esa exploración por el universo femenino presente en muchas de sus obras; de Txomin Badiola, a quien próximamente dedicaremos una exposición, hemos traído una obra nueva y de Ángel Bados, dos piezas conceptuales».
Artistas vascos
Esa pujanza de los artistas vascos también tiene puede admirarse en Altxerri con obras de Esther Ferrer (Premio Nacional español de Artes Plásticas en 2008) o de Vicente y Fernando Roscubas, así como en otras galerías del Estado e incluso internacionales como la MotInternational londinense cuyo stand es ocupado en su integridad por una obra de la bilbaína Beatriz Olabarrieta.
Pese al buen momento por el que atraviesa el arte vasco, los galeristas se muestran escépticos respecto de la repercusión que su trabajo pueda llegar alcanzar en esta edición de ARCO: «Al menos a nivel de ventas, las expectativas son pocas, por no decir ninguna, la sensación es que este año esto está muy flojo. Veremos si, por lo menos, conseguimos encauzar alguna historia con alguno de nuestros artistas», comenta Pedro Carreras.
«Venir a ARCO es importante para justificarte ante tus artistas -nos dice Juan Ignacio García Velilla-. No se trata sólo de vender, de ganar dinero. Esta feria es un punto de encuentro donde surgen oportunidades de negocio, por eso es importante venir aunque no tengas stand. Yo he venido dos años por mi cuenta aún renunciando a poner un stand porque es algo muy gravoso, al final incluso pierdes dinero, pero lo cierto es que si no estás aquí es como si no existieras».
De un lado la falta de expectativas, y de otro, la certeza de que las alternativas a la hora de conseguir proyección internacional, hoy por hoy, son escasas marcan esta edición de ARCO que acoge un total de doscientas galerías y que tiene a Turquía como estado invitado. El hecho de que el 60% de los expositores vengan de fuera del Estado también resulta sintomático de la pérdida de influencia del Estado español en el negocio del arte, algo que se agrava con la subida del IVA. Muchos galeristas denuncian que la tasa del 21% les impide competir con otros países donde el impuesto que grava este tipo de transacciones se reduce al 5%.
«En Donosti igual con un poco de suerte se dejan caer por la galería cuatrocientas personas al mes mientras que aquí te visitan doscientas mil en un solo fin de semana», dice el responsable de Altxerri.
«Nuestros artistas tienen una proyección destacadísima y no podemos limitarla al ámbito de Euskadi. En pocos sitios como en Euskal Herria existe una generación de artistas con tanto talento».