El Ejército tailandés aseguró haber matado ayer a 16 insurgentes al repeler el asalto contra una base militar, del que había sido alertado por desertores, en uno de los choques más cruentos desde que el movimiento separatista islámico retomó la lucha armada en la conflictiva región del sur del país. El ataque ocurrió en el distrito de Bacho (Narathiwat) cuando unos 80 rebeldes armados y con chalecos antibalas llegaron en varias camionetas a la base, donde fueron recibidos a tiros por unos 60 soldados. Otro grupo bloqueó la carretera para evitar la llegada de refuerzos.