EH Bildu no oculta su preocupación por el nivel de endeudamiento de la Diputación de Bizkaia, especialmente de sus sociedades forales. De ahí que, ante cualquier movimiento que efectúe el Ejecutivo de José Luis Bilbao, la primera fuerza de la oposición solicite explicaciones en Juntas Generales a los respectivos diputados forales.

Lo hizo ayer de nuevo dirigiéndose a la responsable de Obras Públicas y Transportes, a quien le preguntó por una nueva suscripción de acciones de Interbiak -la sociedad foral encargada de gestionar la construcción y mantenimiento de las infraestructuras viarias- de 37,9 millones de euros cuando, según precisó el juntero soberanista Aitor Torre, lo presupuestado eran 9 millones. A la jeltzale Itziar Garamendi no le gustó tener que repetir que los cambios vienen forzados después de que, en octubre, PNV y PP cambiasen los criterios para financiar los nuevos ejes radiales, una vez que las constructoras desechasen la fórmula del «peaje en sombra».

La Diputación incrementará las aportaciones a Interbiak para que pueda acometer proyectos tan controvertidos como la variante de Autzagane, uno de los nuevos viales por los que se apuesta en plena crisis. La modificación respaldada por PNV y PP supone elevar las inversiones plurianuales de 2012-2015 en 118 millones euros (pasa de una previsión de 69 a 187 millones).

«Es necesario cuestionarse si ese dinero se debe destinar a proyectos diseñados en tiempos de vacas gordas cuando resulta un recurso necesario para atender necesidades más urgentes, por ejemplo, en áreas como Acción Social», señaló Torre.

Por otro lado, ese cambio es tan solo un ejemplo de la deuda viva que acumula Interbiak, cifrada al 31 de octubre pasado en 952 millones de euros. La coalición destaca que «se ha triplicado desde el comienzo de la crisis», desde los 365 millones al 31 de enero de 2009. Esos 952 millones de euros corresponden a los dos créditos suscritos en agosto de 2006 para financiar la construcción de la controvertida Variante Sur Metropolitana (VSM) o Supersur.

Con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) se formalizó un préstamo por 622 millones a un interés anual del 4,759%, mientras los otros 330 millones de euros -al 4,69%- los fiaron Kutxabank, BBVA, Santander, La Caixa, Banesto, Caja Laboral y Banco Sabadell. Los créditos fijaban un periodo de carencia de siete años y, a partir de junio, se empiezan a pagar hasta 2035 a una media anual de 43,2 millones de euros.

Al preguntarle si se prevé algún cambio respecto al endeudamiento foral en esta materia, Itziar Garamendi manifestó que «dependerá de cuánto dure la depresión de la actividad económica que estamos sufriendo ahora mismo».

Lo cierto es que el panorama no parece nada halagüeño después de que las previsiones de recaudación vía peaje de la VSM no se hayan cumplido. En comisión, Aitor Torre incidió ayer en la «escasa» recaudación que se está obteniendo desde la apertura de la autopista de pago en setiembre de 2011.

Los responsables forales no han podido ocultar que la utilización de la Supersur de Santurtzi a Larraskitu, en Bilbo, no alcanza los niveles calculados por los técnicos. Se fijó en cerca de 24.000 los vehículos que iban a emplear esa vía de alta capacidad y lo cierto es que la media, según datos de Interbiak, ronda los 10.000, y eso a pesar de que se consiguió reconducir el conflicto con los camioneros, uno de los colectivos que se suponía iban a ser sus usuarios habituales y a quienes se han aplicado descuentos para que circulen por ella.

En la actual coyuntura económica, con un descenso de los desplazamientos por carretera, las estimaciones de los técnicos no son muy optimistas, aventurándose que podría crecer el tráfico en un 2%, al igual que lo han hecho los peajes en 2013.

Mantenimiento costoso

Por el momento, tal y como recordó el apoderado soberanista, se obtienen 5 millones de euros a través del peaje cuando la Diputación dijo que iban a lograr 12,7 millones. Su pretensión era afrontar con esos ingresos los 8,9 millones que cuesta el mantenimiento de la Supersur y ayudar a la amortización de los créditos, previsiones en las que se ha errado y que ahora el PNV defiende que se conseguirán con el paso de los años sin añadir argumento alguno.

Torre no pasó por alto «el elevado coste de mantenimiento». Esa valoración queda aún más de manifiesto cuando la semana pasada Interbiak convocó el concurso público para la adjudicación del contrato de conservación, mantenimiento y explotación de la Supersur y de los Túneles de Artxanda por espacio de ocho años, por 11 millones de euros por ejercicio, en el que se contempla desembolsar al final hasta 89,5 millones.

No hay que olvidar que, en octubre de 2010, la institución foral tuvo que rescatar la concesión de las galerías que unen Txorierri con Bilbo -cuya construcción, conservación y explotación se adjudicó en 1998 hasta 2048- asumiendo la responsabilidad patrimonial de obras, instalaciones y bienes por 65,8 millones de euros.