Eliminar los altercados en los partidos entre Osasuna y Zaragoza parece haberse convertido en misión imposible. Pese a los llamamientos conjuntos de las peñas, no todos estaban por la labor en uno y otro bando, y la decisión de aumentar la dotación policial calificándolo de «partido de alto riesgo» solo sirvió para empeorar las cosas. En torno al encuentro se produjeron tres altercados de consideración, uno primero a un kilómetro de distancia de El Sadar, otro en los aledaños y el tercero en el interior del estadio.

Comenzando por este, Graderío Sur -la zona más caliente del estadio- fue escenario de una inédita entrada policial en las gradas, que pudo acabar peor. Ocurrió en torno al minuto 80, tras una pelea entre aficionados que no consta que tuviera relación con el rival. Primero accedieron a la zona guardas de seguridad y luego agentes de la Policía española, que fueron recibidos con gritos bastante generalizados de «Policía asesina» y un ambiente muy tenso, al tratarse además en la zona más caldeada del estadio. El altercado se estiró casi cinco minutos en los que la atención se desvió del cesped, si bien al final no pasó a mayores.

El despliegue policial se hizo especialmente evidente antes del partido. Aproximadamente a las 21.30 se produjo una carga, que la Policía justifica en el lanzamiento de pedradas contra una furgoneta. Se vieron vehículos policiales a la carrera con las sirenas encendidas y se oyeron ruidos aparentemente de pelotas de goma, aunque no hay certeza al respecto.

Lo más grave ocurrió antes. Un grupo de ultras maños provocó heridas a dos jóvenes por lanzamiento de objetos en una calle adyacente. Y horas antes, en torno a las 16.00 y en la calle Tajonar, un par de vecinos de Iruñea fueron agredidos por ultras de Osasuna que al parecer les confundieron con aficionados del Zaragoza. Los agresores eran numerosos, según testigos, pero afortunadamente las heridas que sufren son leves. Los agredidos tendrían 25 y 26 años.

Los desplazados desde Zaragoza, apenas un centenar, no entraron al estadio hasta mediada la primera parte. Ni se les escuchó. El Sadar vivió el segundo mayor lleno de la temporada y recuperó los decibelios de antaño. El 1-0 se celebró con mucho estruendo.