Incluir EITB en el pacto de un paquete de nombramientos no es un buen comienzo
Hay que dar al equipo que forme Mikel Agirre un margen de confianza para ver en qué dirección encamina el futuro de EITB, pero tanto el inicio como el desarrollo y cierre que ha dado el PNV a esta negociación no son un buen augurio. De partida, Agirre tiene ya la dificultad añadida de enderezar lo que ha nacido torcido.
Treinta años después de su creación y en un momento en el que la audiencia actual y la potencial de EITB no dudan de la necesidad de un cambio de modelo, la negociación tenía que haberse centrado en el futuro que se le quiere dar a una radio televisión pública en el seno de Euskal Herria a partir del momento social, cultural e histórico actual. Por contra, el PNV parece estar más preocupado por el modelo de gestión y un cierto control de los informativos. Para ello, ha pactado el nombramiento del nuevo director general con el partido al que ha estado acusando constantemente de hundir la imparcialidad, la credibilidad y la audiencia de EITB. Y lo ha presentado, además, dentro de un paquete de nombramientos, como si fuera lo mismo dirigir EITB que formar parte de la terna de candidatos a un puesto en una sala del TSJPV.