El expresidente de Costa de Marfil Laurent Gbagbo compareció ayer ante el Tribunal Penal Internacional (TPI), en el arranque de una serie de vistas en las cuales se determinará si finalmente es juzgado por los crímenes contra la Humanidad presuntamente cometidos por sus militares tras las elecciones presidenciales de 2010.

La fiscalía alega que el expresidente ordenó a sus fuerzas que cometieran asesinatos, abusos sexuales y otras violaciones de los derechos humanos en la guerra civil que se desató en Costa de Marfil después de que Gbagbo no admitiese su derrota electoral. Los más de cuatro meses de violencia, que concluyeron con el arresto de Gbagbo y el ascenso al poder del entonces opositor Alassane Ouattara, se saldaron con unas 3.000 muertos y un millón de desplazados. La defensa acusó al TPI de seguir las directrices que marca Ouattara desde Costa de Marfil. El abogado Dov Jacobs advirtió de que «si la cámara declara admisible este caso», estaría posicionándose como un «tribunal de conveniencia» manejado desde el país africano. Desde su detención, en abril de 2011, Gbagbo ha mantenido que simplemente lideraba la resistencia frente a la rebelión de Ouattara, respaldada desde el exterior.