«Israel ha transmitido una petición sin equívocos a la Autoridad Palestina para que calme el territorio» de Cisjordania, indicó el Gobierno israelí tras la muerte de un preso palestino, que la ANP denunció que fue torturado. Además, ofreció como incentivo el dinero que debe pagar a los palestinos por los impuestos recaudados.

«Con el fin de que el pago de los impuestos de los palestinos que recauda Israel no sirva de excusa a la ANP para no calmar el territorio, Netanyahu ha dado las instrucciones para transferir los fondos de enero», precisó el texto. Israel intenta así que la ANP se encargue de controlar las cada vez más numerosas manifestaciones de apoyo a los presos, que se multiplicaron ayer para protestar por la muerte en prisión del joven palestino Arafat Jarada, el pasado sábado.

La casi totalidad de los presos palestinos -4.500 según las autoridades israelíes- secundó un ayuno ayer.

Israel atribuyó la muerte de Jarada a un problema cardíaco, pero el ministro palestino de Prisioneros, Issa Qaraqae, afirmó que el joven murió por las torturas recibidas. Los resultados de la autopsia prueban que «Israel lo ha asesinado», afirmó.

El informe del médico forense palestino Saber El Alul señaló que el preso «no murió de un ataque al corazón. Su corazón estaba en perfecto estado y sus arterias también», según declaró a Efe Xavier Abu Eid, portavoz de la OLP.

«El cuerpo se encontraba en estado de shock y presentaba evidencias de golpes, principalmente en el pecho, en los hombros cerca de la espina dorsal y en su espalda. Todas las marcas eran menores a cinco días, es decir, durante el tiempo que estuvo detenido por Israel, por lo que son signos de tortura», señaló el portavoz. El cadáver también presentaba dos costillas rotas, sangre en la nariz y heridas en el interior de la boca, según la ONG palestina Al Haq.

«Esto es un claro caso de lo que la impunidad otorgada por la comunidad internacional da al Estado de Israel. La libertad de detener y hacer lo que quiera con ciudadanos palestinos, incluyendo cientos que son detenidos sin cargo alguno en su contra», declaró Abu Eid. La OLP exigió una investigación internacional que aclare las circunstancias de la muerte de Jaradat, de 30 años y que había sido detenido por Israel hace una semana por ser sospechoso de haber tirado piedras contra soldados israelíes. La investigación es necesaria, «no solamente para clarificar lo sucedido, sino para mostrar una vez más la situación vergonzosa en la que se encuentran miles de palestinos y palestinas en cárceles israelíes», agregó.

El cadáver fue entregado ayer en el puesto de control militar de Tarkumia, al oeste de la ciudad de Hebrón, donde cientos de palestinos esperaban la ambulancia. Hoy se celebrará un funeral en la cercana localidad de Sair, donde Jaradat residía con su mujer y dos hijos. Las fuerzas de seguridad israelíes reprimieron con gases lacrimógenos y granadas aturdidoras las manifestaciones que se llevaron a cabo en Hebrón y otras ciudades palestinas. Al menos tres palestinos resultaron heridos por balas en la protestas, uno de ellos en estado grave.