La población búlgara muestra en la calle su hartazgo por la pobreza y la corrupción
GARA | SOFÍA
Decenas de miles de búlgaros salieron a la calle de una treintena de ciudades para protestar contra la pobreza y expresar su cólera contra las élites políticas, en una movilización sin precedentes organizada por grupos de la sociedad civil al margen de los partidos. «Hartos de las facturas elevadas, de los bajos salarios, de la corrupción extendida, de las promesas de los políticos», resumía en Sofía Mariana Rashkova, que reconocía haber votado hace tres años por Boiko Borissov, el primer ministro que dimitió el miércoles por la presión de la calle. Tras la bandera nacional, unas 10.000 personas gritaron en la capital «Fuera los partidos» o «Somos muchos, somos fuertes». En las pancartas se leía «Unidad contra el robo» o «Stop a la mafia». El presidente, Rossen Plevneliev, apareció ante los manifestantes y fue recibido por un concierto de silbidos mientras les agradecía «su posición cívica activa». La heterogénea multitud unió protestas por los gastos escolares, los bancos, el estado de los hospitales o los parques naturales, pero todos coinciden en responsabilizar de sus males a una clase política que estiman más corrupta que nunca.