El próximo domingo Gasteiz rendirá un nuevo homenaje a los cinco obreros fallecidos el 3 de marzo de 1976: Pedro María Martínez de Ocio, Romualdo Barroso, José Castillo, Francisco Aznar y Bienvenido Pereda. Cinco trabajadores, abatidos por los disparos de la Policía Armada española en la iglesia de San Francisco de Asís, que hace 37 años marcaron un hito en la lucha obrera. Fue un punto de inflexión que no cae en el olvido para los sindicatos abertzales, por lo que el fin de semana tomarán, como cada año, las calles de la capital alavesa para continuar la lucha abanderada hace más de tres décadas por aquellos trabajadores gasteiztarras.

Ayer, los responsables de LAB, ELA, ESK, STEE-EILAS e Hiru se dieron cita en la sede del sindicato educativo para anunciar los pormenores de un homenaje marcado esta vez por la crisis económica vigente. En opinión de Gotzon Kortazar (LAB), esta precariedad ha generado ciertos «paralelismos» entre la situación actual y la vivida por la sociedad vasca en el año 1976, cuando miles de personas tomaron los pueblos de Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa para reclamar mejoras laborales y libertades políticas.

Tal como recordó, si en los años 70 los trabajadores luchaban por unos derechos inexistentes, hoy la ciudadanía debe salir a la calle para mantener las mejoras obtenidas, ya que los recortes impuestos por el PP ponen en entredicho los derechos sociales y laborales por los que «aquellos cinco obreros dieron sus vidas». «El domingo haremos un homenaje a los que lucharon y terminaremos la lucha que iniciaron [...], porque no estamos dispuestos a que haya un retroceso en las condiciones sociales y laborales», añadió.

En este sentido, Kortazar invitó a los responsables políticos de Hego Euskal Herria a dar una respuesta a los recortes impuestos por el Gobierno de Madrid. A su parecer, los ejecutivos de Gasteiz e Iruñea tienen que «plantar cara» a los tijeretazos diseñados por el Gabinete de Rajoy, e «intentar hacer desde aquí una política diferente, en la que tengan cabida las reclamaciones de los agentes sociales».

Una vida en la trinchera

Estas palabras se repitieron el lunes durante la presentación de una reedición corregida y aumentada del libro «3 de Marzo de 1976», escrito hace doce años por la periodista Amparo Lasheras. Durante el acto, organizado por la Asociación de Víctimas del 3 de Marzo (Martxoak 3) en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa, la autora, el periodista Antonio Álvarez Solís y el histórico militante abertzale Periko Solabarria compararon la situación social y política de las últimas décadas y mostraron su respeto por los fallecidos y por los heridos en 1976. Cientos de personas que, como recordó el cronista asturiano, no pedían solo un aumento salarial de 6.000 pesetas, sino que exigían libertad.

Tras la presentación del libro tuvo lugar un homenaje mutuo entre Solabarria y los familiares de los obreros muertos. Él repartió siete claveles, cinco para los allegados de las víctimas mortales, uno para los heridos y otro para la autora del libro; y la asociación le correspondió con la entrega de «Las campanas de la libertad». Con esta escultura, forjada en acero, Martxoak 3 quiso premiar «la vida de trinchera» del militante.

Según explicó la asociación, el autor de la escultura, Iñigo Arregi Elorza, quiso representar el tañido de unas campanas para evitar que la sociedad olvide lo que ocurrió hace ya 37 años en Zaramaga. Además, las campanas, que ya doblan en casa del músico Lluís Llach o del fotógrafo Koldo Larrañaga entre otros, «claman» por la justicia que durante décadas han exigido los miembros de Martxoak 3.