Koldo CAMPOS Escritor
Buenos días...
Durante los años en que trabajé en el periódico dominicano «El Nacional», todas las mañanas cuando el subdirector del periódico atravesaba la redacción camino de su oficina tenía por costumbre dedicarnos algunos de sus más esmerados insultos a quienes empezábamos a bostezar el día: «Buenos días tarúspidos».
Tarúspido era el resultado de fusionar los conceptos «tarado» y «estúpido», y ni siquiera se molestaba Bolívar, que así se llamaba el subdirector, en desviar su mirada hacia el blanco de una ofensa acogida por los periodistas como si se tratara de un cortés saludo.
Era tan antigua la costumbre y tan impune el insulto que Bolívar modificaba cada cierto tiempo su repertorio, pero así nos llamara vándalos o delincuentes nunca nadie se dio por aludido.
Ni siquiera su «buenos días licenciados» alteró el ánimo de la redacción, y parecida suerte corrió su «buenos días magistrados».
En su incesante búsqueda de ofensivos saludos, cerca estuvo Bolívar de tener éxito el día en que se le ocurrió una ofensa que suponía infalible: «Buenos días diputados». Sin embargo, murmullos al margen, tampoco generó mayores repudios.
Y así fue hasta el día en que dejó caer un insulto que habría de resultar definitivo: «Buenos días... periodistas».
De inmediato, toda la redacción se puso en pie respondiendo enardecida a la ofensa: «¡Y tú más!». Bolívar nunca volvió a saludarnos.
No va a ser fácil recuperar el buen nombre perdido. Lo pienso cada vez que abro uno de esos grandes medios de comunicación que hoy diseñan el supuesto criterio de lo que, además, llaman «opinión pública».