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«Explicar a la Guardia Civil que fotografías nocturnas, resulta algo pintoresco»

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Alfredo Piedrafita «Alf»

Músico y fotógrafo

No, no es un fotógrafo que se parece en nombre al guitarrista de Barricada, es el mismo Alfredo Piedrafita, quien desde hace unos años le ha cogido algo más que gusto a la fotografía.

Pablo CABEZA | BILBO

Un viaje a Australia de largo recorrido inició la pasión de Alfredo Piedrafita por la fotografía, aunque previamente ya sentía curiosidad por el encuadre, la magia de llevarte en un click parte de un mundo, de una historia, de un momento único. «Compré una cámara para un viaje a Australia, hará un poco más de dos años. El viaje iba a durar unos 5 meses y lo único que pretendía era tener las típicas fotos de recuerdo. Al final, después de conocer Sidney y Melbourne, decidimos plantarnos en Queensland con cuatro meses aún por delante. Queensland es un paraíso y como tenía mucho tiempo, me dediqué a leer sobre técnicas de fotografía, leer artículos en Internet, y a enredar con la cámara. La suerte en un sitio de esos es que según sales de la puerta de tu casa ya tienes mil cosas interesantes para fotografiar. Los colores de ese país directamente te incitan a fotografiarlos», observa.

De regreso de Australia, Alf, toma sus primeros cursos de fotografía, a los que le saca un excelente rendimiento. Uno de ellos es de revelado digital con camera raw y otro de creatividad fotográfica. «Pero tengo la suerte de ir todos los lunes por la noche a hacer fotos con unos amigos, alguno de ellos imparte cursos de fotografía y ahí es donde realmente aprendo», matiza.

En la fotografía encuentra la satisfacción de reflejar la vida en un rectángulo, con el inmenso placer de los momentos de acción y lo que conllevan. A Piedrafita le gustan en especial las nocturnas, pero su cámara, una Canon 5D Mark II, a la que le añade un 90mm macro, dispara también a «insectos y cosas muy pequeñas», a «paisajes» gracias al 12-24mm, y a «animales y aves» mediante un tele Canon 100-400 «que viene de maravilla».

Las fotos nocturnas son adictivas. Conseguir buenos resultados no es fácil y, además, exigen mucho tiempo, paciencia, alejarse de la polución lumínica, abrigarse, conocer el firmamento... y un notable trabajo de edición posterior. Pero es una especialización en la que el músico navarro se encuentra muy cómodo. Otro reto son las cirpumpolares, cuando captas el movimiento circular de las estrellas. «No se trata solo de ir y hacer la foto, sino de enterarte de qué tipo de luna hay, horarios, previsión meteorológica... Esa preparación las hace más atractivas. Lo del frío lo vas aprendiendo poco a poco y sabes que hay que ir preparado a todos los sitios, sea en verano o invierno. Hemos llegado a pasar muchísimo frío en noches de verano en el alto de Velate, por ejemplo. Si vas a un sitio donde sabes que hay nieve vas forrado de ropa y no te pilla de sorpresa, pero en verano, cuando no te lo esperas, suele ser lo peor. Respecto a las estrellas, ahora mismo hay programas para el móvil que te indican donde localizarlas, aunque al final terminas sabiendo dónde están sin necesidad de mirarlo. Pero no todo es esfuerzo, ¿eh? El momento en el que sacamos la mesa de campo y colocamos la cena sobre ella es algo espectacular».

Cena a la que no le faltan anécdotas. «Si vive gente en la zona donde estás, y a quienes no les entra en la cabeza que de noche se puedan hacer fotografías, puede ocurrir de todo. Uno nos llegó a preguntar una noche, en tono amenazante, que si iba a hacer falta que sacara la escopeta. Y explicar a la Guardia Civil o Policía Foral, a altas horas de la noche, que estás haciendo fotos, también suele resultar, cuando menos, pintoresco. Les enseñas las fotos en la cámara y aun así rebuscan con las linternas por los alrededores, buscando no sabemos muy bien qué».

Las aves también comienzan a ser una pasión para el guitarrista. «Es una especialización que requiere grandes dosis de tranquilidad y la preparación de un buen escenario para que acudan bien a beber o a comer, además de tu propio camuflaje. Es normal poner un bebedero o un posadero en el lugar ideal para conseguir un fondo bonito. Pero nada que cause un impacto al entorno o que genere estrés a los animales. Aunque normalmente voy a lugares donde va más gente y te encuentras ya ese tipo de cosas hechas, hay mucho aficionado a esto, yo he llegado a madrugar muchísimo para ir a un sitio que tenía localizado para fotografiar abejarucos en la época del cortejo y al llegar tener que volverme porque ya había gente desde el amanecer y tampoco es cuestión de invadirles el territorio a los pobres pájaros. Buscas otro sitio, aunque no sea tan bueno, y ya está. Tienes que estar metido en un hide de camuflaje para poder acercarte sin asustarlos. Pero es flipante ver como el macho sale en busca de abejas y la hembra espera paciente a que él regrese y se las dé al pico. Y así continuamente hasta que consigue lo que buscaba: convencer a la hembra de que es un `tipo formal` y copular con ella».

La fotografía es un misterio, preparas el encuadre, estudias las medidas que debes de tomar y le das al click. El resultado lo ves al momento en la pantalla, pero sólo es una orientación, queda lo principal, constatar el resultado. «Me resulta imposible llegar a casa después de una escapada y no entrar directamente al ordenador para volcarlas y ver el resultado. Es en la pantalla cuando ves si realmente está enfocada, si la luz o los colores son los que realmente había en la escena, etc. Incluso los días de nocturnas, que se llega tarde a casa, no puedo evitar hacerlo. Siempre digo: las veo y me voy a la cama, pero nunca es así. Caen las horas».

En el flickr de Alf, cuya visita sugerimos con fervor dada su calidad (www.flickr.com/alpigo), se pueden encontrar fotos de todo tipo, aunque predominan las de paisaje, nevadas, nocturnas, y naturaleza, pero el autor deja claro que su progresión no tiene límites y que no se conforma con una, dos o tres facetas.

 
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