El Papa reconoce que en su pontificado ha tenido momentos «difíciles»
GARA | CIUDAD DEL VATICANO
Benedicto XVI, que hoy dejará de ser Papa, señaló que en sus casi ocho años de pontificado, que ha estado marcado por los casos de clérigos pederastas y el escándalo Vatileaks, que puso al descubierto las tramas e intrigas en el Vaticano, ha tenido momentos de alegría y luces, pero también «momentos difíciles», aunque siempre se ha sentido «guiado y protegido por Dios», y aseguró que su renuncia no significa volver a la vida privada.
«El Señor nos ha dado muchos días de sol y ligera brisa, días en los que la pesca fue abundante, pero también momentos en los que las aguas estuvieron muy agitadas y el viento contrario, como en toda la historia de la Iglesia y el Señor parecía dormir», afirmó durante su última audiencia pública, a la que asistieron, según el Vaticano, más de 150.000 personas.
Benedicto XVI dijo que «mi decisión de renunciar al ministerio petrino no revoca la decisión que tomé el 19 de abril de 2005 (cuando fue elegido Papa). No regreso a la vida privada, a una vida de viajes, encuentros, conferencias... No abandono la Cruz, sigo de una nueva manera con el Señor Crucificado. Sigo a su servicio en el recinto de San Pedro», sostuvo.
El papa Ratzinger afirmó asimismo que «amar a la Iglesia significa también tener la valentía de tomar decisiones difíciles, teniendo siempre presente el bien de la Iglesia y no el de uno».
Reiteró que ha renunciado al papado «en plena libertad», al notar que sus fuerzas han disminuido, y no por su bien particular, «sino por el bien de la Iglesia».
«He dado este paso sabiendo su profunda gravedad y novedad, pero con un ánimo sereno», manifestó.
Benedicto XVI pidió que recen por él y por los cardenales, «llamados -dijo- a la delicada tarea de elegir a un nuevo Sucesor en la Cátedra del apóstol Pedro».
A Benedicto XVI le ha tocado vivir unos años convulsos en la Iglesia Católica, donde han aflorado cientos de casos de abusos sexuales cometidos por clérigos a menores que pusieron en la picota a las iglesias de Irlanda, EEUU, Alemania, Austria y Bélgica, entre otras, y hasta le salpicaron a él. Y cuando las aguas parecían calmarse, el «caso Vatileaks» sacudió en 2012 al Vaticano y puso en la picota a la Curia Romana, al desvelar intrigas y corrupción en el pequeño Estado.