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Tensión entre el PSC y el PSOE

«Los ciudadanos no pueden esperar a que el PSC arregle sus problemas»

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Ernest Maragall
Presidente de Nova Esquerra Catalana

Después de romper la disciplina de voto en dos ocasiones durante la pasada legislatura, el histórico dirigente del PSC, Ernest Maragall, hermano del expresident Pasqual Maragall, decidió romper el carné de militante y embarcarse en una nueva aventura política: Nova Esquerra Catalana (NEC). Pese a conocer las dificultades, sigue aspirando a una solución de tipo confederal para Catalunya, pero asegura que no le da ningún miedo la independencia.

Nos recibe en el pequeño despacho que NEC ha alquilado en la avenida Diagonal de Barcelona, sin disimular la cara de hastío al comprobar que la primera pregunta habla del PSC. El tema le cansa y lo intenta evitar. Esta entrevista se realizó antes de que 13 diputados catalanes rompiesen la disciplina de voto del PSOE, sin que este medio haya podido incluir la opinión del entrevistado al respecto.

¿Qué lo animó a tomar finalmente la decisión de romper con el PSC?

Lo decidí al constatar que un último intento para abrir y trascender el PSC, plasmado en el manifiesto ‘Por una izquierda catalana fuerte y mayoritaria’, que apostaba por una confluencia de las izquierdas,  quedaba reducido a una pura utilización interna. El PSC puede hacer su proceso y lo hará, pero el país no puede esperar, los ciudadanos no pueden esperar a que el PSC arregle sus problemas. Falta una referencia clara que exprese el socialismo democrático, de un catalanismo indiscutible y con una conexión inmediata con el proceso que está haciendo el país.

Brevemente, ¿qué ha pasado en el PSC para pasar de 52 diputados en 1999 a 20 en la actualidad?

El problema es que las izquierdas tenían mayoría en 2003, pero no tenían relato. No aguantamos la tensión derivada del proceso nacional y del impulso del nuevo Estatut. En el socialismo democrático en particular, se añade además una circunstancia muy específica: la incapacidad de afirmar su catalanidad sin ningún límite ni condición. Eso se ha acabado demostrando incompatible con una pretensión de ser la gran fuerza del progresismo catalán.

Ahora se encuentra en pleno lanzamiento de una nueva iniciativa política. ¿Què es Nova Esquerra Catalana?

Es una nueva organización política que intenta aportar una nueva manera de funcionar, de organizarse y de relacionarse con los ciudadanos. Y trata de huir también del riesgo de ser una sigla más en el mapa político, porque expresa como objetivo propio el de la construcción de una amplia alianza catalanista y de izquierdas. Con los ciudadanos de Catalunya, que han decidido comenzar a ejercer el derecho a decidir. Al proceso le tenemos que dar contenido, verificación democrática y espacio para ponerse de manifiesto. Algo que implica un trabajo de contenido. ¿Qué quiere decir Catalunya-Estado? ¿Qué justicia queremos? ¿Qué educación? ¿Qué instituciones? ¿Qué derechos y deberes? Todo eso pide mucho más que una suma aritmética de los partidos que tienen mayoría en el Parlament.

Poco favor hace, en este sentido, la identificación del proceso con la acción de un gobierno determinado...

Eso es lo que está pasando y está llevando a un debilitamiento del proceso. Tras el 11 de setiembre, por primera vez, el Estado se espantó literalmente y pensó, ‘esto es otra cosa, esto va en serio’. Pero ahora existe el riesgo de que nos volvamos a poner en una situación de absoluta inferioridad. Debe ser verdad que haya una consulta y debe ser verdad que se hace en unas condiciones en las que, si se trabaja bien, se pueda resolver positivamente.

Y en esa eventual consulta, ¿dónde se posicionaría?

No me cierro a nada, ya que hay muchas opciones abiertas. Puede ser la independencia, pero una de las alternativas finales del proceso podría ser también un acuerdo de tipo confederal, donde haya un reconocimiento de la soberanía. Yo lo que digo es que la peor perspectiva es ir a una consulta en la que tengamos que decidir entre la independencia y quedarnos como estamos. Creo que una pregunta con varias opciones ofrecería un panorama más interesante, un ejercicio de opción más consciente, más complejo pero también más rico. Eso sí, es obvio que esto requiere un cambio de actitud del Estado español que de momento no se observa, pero que solo se observará si volvemos a rehacer la unidad y la cohesión entre sociedad y sistema político. Si los partidos creen que ahora les toca a ellos y que ya es suficiente con que haya un Parlament con mayoría caerán en un error. Y es lo que está pasando.B.Z.

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