Cientos de ciudadanos vascos, representantes de decenas de asociaciones y expertos internacionales han participado en el Foro Social para impulsar el proceso de paz. En un momento en el que los avances en el camino de la paz y la reconciliación son percibidos como inexistentes o, en el mejor de los casos, como muy débiles, este ejercicio colectivo inspira confianza y presenta amplias posibilidades de desarrollo. Los participantes han tenido la oportunidad de recabar información directa, de proponer ideas frescas, de articular una conversación franca y adulta, sin dogmas ni tabúes, en torno a una aspiración tan deseada y merecida. Y ello en un contexto plagado de palabras utilizadas como dardos contra el enemigo, de trincheras y púlpitos desde donde se predica, con imperturbable soberbia, una supuesta superioridad moral. En este sentido, la contribución del Foro Social resulta pedagógica, alentadora y se presenta como una palanca apropiada para apoyarse y ensayar nuevos movimientos y más aperturas.

En las sesiones del Foro Social no se ha ocultado la sensación de bloqueo ni la incomodidad que produce el inmovilismo. Y a su vez, se ha mostrado seguridad en que se seguirá avanzando, conscientes de que la marcha será larga, tendrá momentos en los que parece que todo se acelera y otros en los que nada se mueve. En ese sentido, conviene subrayar el mensaje que desde otras experiencias internacionales se hizo presente. A saber, la necesidad de desechar la ansiosa prisa por resolverlo todo inmediatamente, siempre con otras cosas que hacer o esperando las cosas que otros hagan, sin tiempo para detenerse en el camino, levantar la vista y dotarse de la visión del horizonte necesario. Parece obvio que quien no está confiado, quien no se siente persuadido, no quiere hacer, sino haber hecho ya.

El ensayo del Foro Social ha sido positivo y merece continuidad, un desarrollo que permita apuntalar las bases y los anclajes de un proceso donde la unilateralidad inteligente no puede sino profundizarse. Y en el que, más allá de las partes, lo decisivo es que haya participantes, energía ciudadana y convencimiento propio.