FORO SOCIAL POR EL PROCESO DE PAZ | christine bell, profesora de derecho constitucional
«En Irlanda fue clave ver cambios en la vida diaria»
Christine Bell es profesora de Derecho Constitucional en la Universidad de Edimburgo y fundadora del Instituto sobre Justicia Transicional de la Universidad del Ulster, del que también fue directora. Implicada en diversos organismos no gubernamentales, ha sido integrante del comité de expertos sobre derechos fundamentales de la Comisión Europea
En Euskal Herria llevamos tiempo hablando de justicia transicional. ¿Podría explicar su significado?
Es un término que se aplica a sociedades en transición que tienen unas necesidades particulares en materia de justicia. Sociedades que se han visto involucradas en conflictos donde se han producido vulneraciones de derechos humanos y otras situaciones derivadas del enfrentamiento, que deben afrontarse. Ofrece herramientas como pueden ser comisiones de verdad y reconciliación, comisiones para la búsqueda de un relato, etc., siempre en función de las necesidades específicas de cada lugar. La justicia transicional puede aportar todo este tipo de herramientas. Va más allá de la justicia ordinaria, que no se fija en la verdad y que prima la búsqueda de culpables.
¿Cree que es un mecanismo necesario para llegar a la solución de conflictos?
Sí. En Irlanda del Norte tuvimos diversos espacios de diálogo que se encargaban de otros tantos temas; algunos trataban sobre lo ocurrido en el pasado, otros trataban de involucrar a la sociedad, otros estudiaban medidas legales o de compensación a las víctimas... Desde mi experiencia, hablar del pasado y hablar sobre cómo construir la reconciliación es crucial, particularmente en sociedades que están saliendo de un conflicto. La gente necesita hablar de lo sucedido, tiene necesidad de conocer, tiene necesidades relacionadas con lo que le ha ocurrido, que deben ser cubiertas. Y si no hay un foro, un espacio, para tratar todos estos temas, el proceso puede enfocarse de forma negativa.
En Euskal Herria hemos superado la ilegalización, pero sigue habiendo detenciones, juicios, amenazas de nuevas ilegalizaciones... ¿Es posible avanzar en estas condiciones?
Creo que para desarrollar un proceso de paz es importante apostar por actitudes pacíficas y democráticas, y eso es algo que debe aplicarse a todas las partes involucradas en el conflicto. Lógicamente, esto implica situaciones de cese de la violencia de los grupos que la practican, pero también implica a las autoridades, los gobiernos, la Policía, etcétera.
En el caso de Irlanda del Norte, ¿cómo fueron estableciéndose las garantías a los derechos humanos?
Es algo en lo que trabajamos duramente. En este tema nos dimos cuenta de que había que afrontar el día a día de la gente; las gente tenía aspiraciones en materia de soberanía, sí, pero quería sobre todo cambios en su vida diaria, en la que sus derechos se veían conculcados, por ejemplo por la actitud de la Policía. Ahí hubo un trabajo con las instituciones de forma que se produjeron reformas en la Policía, en el sistema judicial, etc., siempre con el objetivo de superar las carencias en materia de derechos humanos del pasado. Eso fue una parte clave, porque la gente vio que había temas que requerían ser negociados durante mucho tiempo, pero también vieron cambios en su vida diaria en sentido positivo.
¿Conoce la política penitenciaria del Estado español? ¿Qué opina de ella?
El tema de los presos es probablemente uno de los más difíciles, porque afecta a las víctimas, a los propios presos, para quienes también es complicado, a la sociedad... Pero también, más allá de las dificultades, es un tema que hay que abordar, en la medida en que las personas presas son consecuencia del conflicto, y está claro que la política penitenciaria debe tratarse y que cualquier solución a largo plazo debe considerar el tema de los presos. También creo que pueden darse diferentes pasos en diferentes momentos. Es necesario que se produzcan movimientos, y por ejemplo, en términos humanitarios hay pasos que podrían darse.