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«Desde el sistema actual es imposible la democratización»

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Antonio de Cabo
Portavoz Constitucionalistas por la Democracia

Catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad Complutense de Madrid, Antonio de Cabo forma también parte de Constitucionalistas por la Democracia, un grupo de profesores que ha tenido relación con los procesos latinoamericanos y que defiende la posibilidad de aplicarlos en el Estado.

Alberto PRADILLA | MADRID

La crisis estructural que afecta al Estado español ha puesto en cuestión los tabús que hasta el momento parecían intocables, Constitución incluida.

La idea del proceso constituyente ha comenzado a abrirse paso en un Estado español que afronta una crisis sin precedentes. ¿Cuál es el motivo?

La Constitución española está cerrada, cegada, especialmente desde un punto de vista democrático. Hablamos de una democracia no solo de partidos, sino de género, territorial, económica, educativa, en los medios... Todo esto, desde el sistema actual, es imposible. Por eso reivindicamos la devolución del poder a la ciudadanía. Y queremos mostrar que, técnicamente, se puede hacer.

Las demandas soberanistas de Euskal Herria y Catalunya evidencian los déficits democráticos desde 1978.

La Constitución española y el consenso que la acompañó fue sumamente excluyente. Se realizó entre las clases dirigentes y una pequeña parte de la oposición, pero quedaron fuera muchos temas. El territorial es el más obvio, pero no el único. Nuestro consenso es de una monoculturalidad estricta. Nos reimos y vemos con superioridad a los norteamericanos y su obsesión por el WASP (acrónimo en inglés de hombre, blanco, anglosajón protestante) pero reproducimos lo mismo. Es un consenso en el que solo están hombres, donde los que no son blancos, no son cristianos o no vienen de la tradición cultural de la modernidad no pintan nada. Otro aspecto es el bloque de poder que se ha construido. Tiene secuestrada la democracia. Se ha creado un entramado de poder entre los partidos, las instituciones financieras, los medios de comunicación, la Unión Europea, las grandes trasnacionales, los intereses económicos en el cual no queda sitio para la decisión democrática. En el Estado español no hay forma de hacer valer un discurso que no sea el oficial. Se ha dificultado la presentación en las elecciones. Sin mencionar la prohibición expresa de partidos y organizaciones. Pero incluso sin llegar a este extremo, todas las medidas han ido encaminadas a cegar lo poco que había de democracia.

Sin embargo, ha sido la crisis la que ha acelerado el descontento hacia el régimen.

Cuando funciona bien, los problemas se reducen. Igual que hemos vivido un consenso excluyente, hemos construido una prosperidad sobre dos patas a cada cual más preocupante. Una sobre la mentira, la falsedad, el casino y la especulación. La otra, sobre la explotación.

Buena parte de la sociedad española ha vivido un largo período de apatía política. ¿Ahora está madura para un cambio?

Es difícil saber cuándo una sociedad está madura o se va a producir un cambio de este tipo. Nosotros creemos que ocurre cuando hay una confluencia de varias fracturas en la sociedad en un período relativamente corto. No es tanto el agravamiento como la coincidencia. Un deterioro socioeconómico gravísimo no conduce necesariamente al activismo político. También tenemos países con una situación de crisis política extrema, como Italia, donde tampoco hay alzamiento.

Sin embargo, hay formaciones que defienden la apertura de un proceso constituyente. También está el riesgo de que PP y PSOE traten de blindarse.

Hay varios escenarios posibles. Uno, que la situación económica se siga deteriorando al mismo ritmo y nos lleve, de aquí al verano, a un gobierno de concertación entre PP y PSOE. Eso sería una opción lamentable porque sería aumentar las razones que han conducido a este problema. Se crearía un consenso más excluyente que el del 78. Un segundo escenario es que el deterioro no sea tan rápido y que el PSOE apueste por reconstruir sus bases y ganar en las próximas elecciones. Bajarían la oposición a lo puramente retórico para conseguir que el PP aguante los peores años. Iríamos a una especie de turnismo. Un tercer escenario es que, además del deterioro económico, se agudice aún más la quiebra politica y social del país. Es el más abierto. Y tiene dos opciones. La más probable, una salida tipo UPyD, neofascista, donde la quiebra simultánea sea aprovechada por una salida irracionalista. Aunque aquí también existiría la opción de que hay que hacer una renovación total y que se abriera un proceso o procesos constituyentes según las mayorías considerasen oportuno. Este es el análisis realista-pesimista. El realista-optimista es que se ha podido hacer en contextos más difíciles. Por ejemplo, Bolivia. Estamos en un contexto trágico. Vemos una oportunidad extraordinariamente luminosa pero muchísimas extraordinariamente oscuras. Y trágico también porque la única manera de llegar a ese punto luminoso es la inmensa generosidad de no querer colocar tu programa antes de que se den las condiciones democráticas para el diálogo.

¿A qué se refiere?.

Si se analiza el tipo de plataformas políticas que impulsaron las renovaciones en Ecuador, Bolivia o Venezuela, nos damos cuenta de que no son lo que luego los procesos han sido. Porque estos son lo que las mayorías ya politizadas han ido decidiendo. Pero no fue lo que se les preguntó en un primer momento. La generosidad es clave.

¿Qué elementos cree que debería de recoger un proceso constituyente en el Estado español?

No tenemos una concepción elitista de la política, por lo que lo que nosotros pensemos no tiene importancia. No obstante, los trazos básicos son obviamente la democratización radical y un cambio radical del sistema socioeconómico. Toda democracia representativa dejada a su propio desarrollo se oligarquiza. Tampoco creemos que haya una vía capitalista a la democracia. Si el producto final no incluye estas dos condiciones, no merece la pena comenzarlo.

 

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«Un deterioro socioeconómico gravísimo no conduce necesariamente al activismo político. Un cambio se produce cuando confluyen varias fracturas en un periodo relativamente corto»

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